Personalizar la atención

Tener garantías de una adecuada personalización de la atención sanitaria requiere un esfuerzo en varias dimensiones

Siempre ha sido importante asegurar que la práctica clínica profesional en el ámbito sanitario favorezca y priorice la relación personal entre la persona-paciente y el profesional-persona. La tecnificación de la práctica clínica y la masificación de las consultas son algunos de los elementos que dificultan aplicar el principio de atención personalizada que, de hacerse operativo, resulta esencial para la calidad asistencial y para la satisfacción de los pacientes.

En la actualidad, la medicina personalizada o la atención sanitaria personalizada no sólo implica una relación profesional-paciente que sea cercana, empática y satisfactoria, dedicando el tiempo necesario para ello. Además de eso, hoy ello implica aterrizar en el tipo de enfermedad (más aún si es de carácter genético), en la manera concreta en cómo afecta al paciente o en la manera concreta en la que el estilo de vida y/o de alimentación afecta a la patología de la persona concreta.

Tener garantías de una adecuada personalización de la atención sanitaria requiere un esfuerzo en varias dimensiones. Una, y bien importante, es la actitud personal por parte de los profesionales que debemos ser capaces de resistir a los factores ambientales y organizativos que, en muchas ocasiones, se manifiestan contrarios a hacer posible la personalización de la atención. Otra, se refiere a que la organización en la que desarrollamos nuestra tarea asistencial debe propiciar las condiciones y el tiempo suficiente para permitir que la relación personal se pueda producir con la intensidad y la profundidad necesarias.

Finalmente, la incorporación de la digitalización y el trabajo de análisis de la información relativa a la vida real de cada pacientes con las intervenciones preventivas, terapéuticas o asistenciales que sean necesarias. Se debe disponer de las tecnologías adecuadas y de la capacidad real de análisis de la información para elaborar respuestas continuas y personalizadas para cada paciente. El big data cobra aquí enorme importancia y la gestión de esa información, hace imprescindible incorporar tecnologías digitales, inteligencia artificial y profesionales capaces de hacer la labor de análisis de datos que permitan la toma de decisiones clínicas.

Personalizar la atención es, por tanto, un objetivo de siempre que debe ser renovado, actualizado y priorizado porque se nos presenta como un requisito para la calidad. Una atención sanitaria de calidad es un objetivo común de profesionales, pacientes y gestores. Y una atención sanitaria de calidad es un requisito para la eficiencia. La sanidad debe orientarse al objetivo de asegurar las condiciones necesarias para favorecer la atención personalizada y los profesionales debemos apostar con todas las fuerzas en ese objetivo venciendo los factores condicionantes que dificultan avanzar en esta dirección.

Y es que se podría decir que la relación tradicional entre profesionales y pacientes si se renueva, será útil y será deseable. De no hacerlo, las máquinas irán sustituyendo al profesional y los pacientes perderán su confianza en los profesionales sanitarios que no cuiden una atención personalizada.

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