Enhebrando

Pasajeros del ayer

Uno de los recuerdos más antiguos que poseo es el de ir a recoger a mis abuelos paternos que venían de visita desde Sevilla en tren. Era emocionante. Esperar en el andén. La llegada. Aquellos bancos metálicos recubiertos por una capa de pintura. Todo se sobredimensiona a los ojos de un niño, por eso el asombro ante las paredes altas, esas puertas enormes y pesadas. En algún álbum de fotos familiar queda una instantánea de aquel día, en la zona ajardinada frente a la estación. También guardo con especial cariño los viajes a la Sierra con mi grupo de amigos, con mochila, saco de dormir, … y parada en la estación de El Repilado para desde ahí aviárnosla para ir a Fuenteheridos. En una de las ocasiones, gracias a casualidades del destino, nos dejaron ir en el vagón de mercancías, lo que nos dio la oportunidad de hasta jugar con una pelota durante el trayecto de subida (ahora puedo contarlo porque estos hechos ya han prescrito). De aquella estación también salimos en un Alvia rumbo a un frío Madrid, a finales de diciembre de 2006, para ver un partido del Recreativo en el Bernabéu que finalmente sería una victoria para la historia. Recuerdos que parecen ignífugos, no como el edificio que los sustenta.

La primera mitad de mi vida la pasé frente a los raíles que llevaban a esa estación. Viendo trenes, nunca fueron muchos, ir y venir, imaginando las historias de sus pasajeros. Después, las promesas del futuro, con sus trenes de alta velocidad y la ampliación de la ciudad, trajeron consigo una nueva estación, el derribo del muro perimetral y del puente de la avenida de Cádiz. Y la antigua estación quedó como una muesca más en el compendio de abandonos. Hasta veinte acepciones tiene el Diccionario de la Lengua Española para el término estación y ninguno concuerda con esta realidad. Nueva disputa entre administraciones, en este caso Ayuntamiento-ADIF, y cero réditos para los onubenses. La chaparon, como un logro anti-okupas, para que no se viera su vacío, para que a los ojos de quienes cruzasen cerca no les picara la curiosidad de la mirada, y quizás con el deseo de que poco a poco se quedara como un punto ciego, como un ángulo muerto en el retrovisor de la avenida de Italia. Hace unos días ardió, y fue noticia por eso. No nos sobran edificios emblemáticos e históricos. Muchos guardamos recuerdos de este espacio, ojalá pronto reutilicemos esos muros de inspiración neomudéjar para que otros creen los suyos propios. Ojalá un futuro para ellos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios