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Microquimerismo fetal: el intercambio de células madre-hijo durante el embarazo puede durar décadas y 'reparar' órganos

Microquimerismo fetal: el intercambio de células madre-hijo durante el embarazo puede durar décadas y 'reparar' órganos

Microquimerismo fetal: el intercambio de células madre-hijo durante el embarazo puede durar décadas y 'reparar' órganos

El tratamiento de enfermedades con células madre es un campo de la medicina regenerativa que utiliza células madre para reparar o reemplazar tejidos y órganos dañados por enfermedades, lesiones o envejecimiento. Las células madre pueden ser obtenidas de diferentes fuentes, como la médula ósea, la sangre del cordón umbilical, la sangre periférica, el tejido adiposo, la placenta y el embrión. En estos últimos casos, se está observando que el intercambio de células madre-hijo va más allá de todos los beneficios que son conocidos hasta la fecha. Existe un fenómeno biológico fascinante denominado microquimerismo fetal que ha sido objeto de estudio en los últimos años. Este término se refiere a la presencia de células fetales en el cuerpo de la madre después del embarazo, y se cree que puede tener importantes implicaciones para la salud materna y la de sus hijos. Se ha encontrado que las células fetales pueden estar presentes en la sangre, la piel, el cerebro, el hígado y otros tejidos.  Según numerosas investigaciones, la maravilla detrás de este milagro es que estas células son pluripotentes y tienen la capacidad de regenerar ciertos tejidos y órganos de la madre, así como sanar enfermedades. ¿Cómo se produce este fenómeno? y, ¿Cuáles son sus aplicaciones?

¿Cómo se produce?

El proceso de transferencia de células fetales del hijo a la madre tiene lugar desde muy temprano en el embarazo, principalmente durante el primer trimestre, aunque se ha demostrado que continúa ocurriendo hasta el final del mismo, es decir, durante los nueve meses de gestación. La novedad radica en que se ha descubierto que estas células fetales pueden permanecer en el cuerpo de la madre durante mucho tiempo, incluso indefinidamente. De hecho, algunas células pueden persistir en el cuerpo de la madre durante décadas después del parto, aunque la madre comienza a eliminarlas después del nacimiento del hijo.

Así, el microquimerismo viene a significar la presencia de células que son distintas genéticamente, en un organismo que tiene las suyas propias. Aplicado a estos casos, durante el embarazo, las células fetales pueden migrar a través de la placenta hacia el cuerpo de la madre, donde pueden alojarse en diversos tejidos y órganos. Estas células, que se llaman microquimeras fetales, pueden persistir en el cuerpo materno durante décadas después del parto. De manera similar, células de la madre también pueden pasar a la circulación sanguínea del feto y establecerse en diferentes tejidos y órganos fetales.

Las células madre pluripotentes son un tipo de células que no han sido aún asignadas a un tipo de célula específico, lo que les permite tener la capacidad de convertirse en cualquier tipo de célula. Cuando estas células llegan al cuerpo materno, pueden transformarse en el tipo de célula que se requiera según las necesidades específicas del cuerpo. Este es el potencial que puede llegar a 'curar' enfermedades y reparar órganos en el futuro. 

Aplicaciones médicas

No es la primera vez que las investigadores han descubierto que las células madre en el líquido amniótico, así como en la sangre del cordón umbilical, tienen la capacidad de convertirse en células especializadas y pueden llegar a ser armas contra ciertas enfermedades como el cáncer o el VIH.

En el caso de las células presentes en las madres, los microquimerismos, están siendo objeto de investigación en una amplia variedad de condiciones médicas. Por ejemplo, se ha demostrado que las células fetales pueden desempeñar un papel en la protección de la madre contra ciertas enfermedades autoinmunitarias, como la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico.

Asimismo, se han llevado a cabo investigaciones que han demostrado que estas células también pueden participar en la regeneración del corazón de mujeres que han sufrido enfermedades cardíacas. Al analizar estas células cardíacas, se ha observado que contienen el cromosoma. Y, que es exclusivo de los hombres, lo que indica que provienen de un embarazo previo con un niño varón.

Además, se han documentado casos similares de regeneración en otros órganos femeninos, como el hígado, los riñones y el cerebro, lo que sugiere que podrían tener un papel importante en la prevención de enfermedades cerebrales como el Alzheimer.

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Además, se ha encontrado que la presencia de células fetales en la mama de la madre puede estar asociada con un menor riesgo de cáncer de mama. Esto se produce debido a que el sistema inmunológico identifica a las células madre del bebé como propias debido a que comparten la mitad del material genético con la madre, y como extrañas debido a que la otra mitad proviene del código genético del padre. Esta peculiaridad podría servir como un entrenamiento para el sistema inmunológico, que podría aprender a reconocer y distinguir entre células similares a las propias, pero con diferencias genéticas. El mismo proceso que sucede con las células cancerosas, lo que podría descifrar su código.

Por otro lado, aunque se dispone de menos información acerca de cómo el microquimerismo fetal afecta a los niños, se ha observado en investigaciones que las células que pasan de la madre al hijo también intentan contribuir al bienestar del niño. Por ejemplo, se ha evidenciado que en niños con diabetes, las células maternas que se transfieren al feto pueden intentar reparar el tejido dañado en el páncreas.

En definitiva, aunque aún se necesita más investigación para comprender completamente los efectos del microquimerismo fetal en la salud materna y de sus hijos, estos hallazgos sugieren que las células fetales pueden tener un papel importante en la salud de la madre después del embarazo y abre la puerta a nuevos tratamientos en diferentes enfermedades.

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