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A pesar de las políticas tradicionales de prevención y cesación del tabaquismo, y de conocer lo perjudicial de este hábito, aún en España siguen habiendo más de 8 millones de fumadores. Es decir, millones de personas que siguen optando por la forma más dañina de consumir tabaco y nicotina: el cigarrillo.
Si hablamos de hábitos, dejar de consumir tabaco y nicotina por completo es la mejor decisión que cualquier fumador puede tomar. Sin embargo, para aquellos adultos que no lo dejan, existen alternativas sin combustión ni humo, respaldadas por la ciencia, que demuestran ser una mejor opción que seguir fumando.
Gracias a la ciencia sabemos que lo más perjudicial de fumar se encuentra en el humo del cigarrillo. Cuando encendemos un cigarrillo, quemamos el tabaco a temperaturas muy elevadas y se produce el proceso de combustión. Esto hace que se liberen miles de sustancias químicas, entre las cuales se han identificado que unas 100 son nocivas o potencialmente nocivas. Y son precisamente estos altos niveles de sustancias químicas nocivas la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar.
Sin embargo, muchas personas erróneamente creen que el principal problema está en la nicotina. Pero, lo cierto es que la nicotina, que es adictiva y no está exenta de riesgo, no es lo más perjudicial del hábito. Esta sustancia, que se encuentra de manera natural en la hoja del tabaco, realmente juega un rol importante en el cambio del cigarrillo a alternativas sin humo.
Estas alternativas permiten a los fumadores adultos obtener nicotina sin las mismas cantidades de sustancias dañinas que se encuentran en el humo del cigarrillo, puesto que no generan combustión. Entre las alternativas sin humo encontramos los dispositivos para tabaco calentado, que utilizan tabaco real (por lo que contiene nicotina de forma natural) que calientan en lugar de quemarlo, y también los vapeadores, que calientan una solución líquida que puede contener nicotina agregada.
Ambos dispositivos, gracias a su sistema electrónico, controlan la temperatura para evitar quemar las sustancias, por lo que el aerosol o vapor que emiten es sustancialmente diferente al humo del cigarrillo.
La ciencia ha demostrado que los dispositivos para tabaco calentado y los vapeadores reducen la exposición a sustancias químicas dañinas comparado con los cigarrillos convencionales.
La Administración estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), ya en 2020 autorizó la comercialización del dispositivo para tabaco calentado de Philip Morris, con un mensaje de riesgo reducido, concluyendo que: “Los estudios científicos han demostrado que cambiar totalmente de cigarrillos convencionales a este producto reduce significativamente la exposición física a sustancias químicas nocivas o potencialmente nocivas”.
Existe la posibilidad de ayudar a combatir el impacto que genera el tabaquismo en la salud pública si conseguimos complementar las estrategias existentes de prevención y cesación con un enfoque holístico, que favorezca que los fumadores adultos que de otra forma continuarían fumando cambien a mejores alternativas, revirtiéndolo en un impacto en la salud pública. Por ello es esencial proporcionar a los fumadores adultos información veraz basada en evidencia científica que les permita tomar decisiones informadas.
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