Enfermería

El síndrome del cuidador

  • Un estudio andaluz analiza el impacto en el bienestar físico, psíquico y el deterioro en la calidad de vida de cuidadoras de pacientes con cáncer 

  • Las tareas recaen en mujeres en torno a los 54 años de edad del entorno familiar

Los expertos recomiendan estrategias concretas para mejorar la tensión emocional que generalmente acarrean estos trabajos.

Los expertos recomiendan estrategias concretas para mejorar la tensión emocional que generalmente acarrean estos trabajos.

El cáncer constituye una de las principales causas de morbi-mortalidad en el mundo y genera una importante pérdida de autosuficiencia en los pacientes. Las personas, generalmente familiares, que ejercen los cuidados sufren una importante erosión en su calidad de vida. Con el objetivo de analizar los diferentes problemas físicos, emocionales, sociales y económicos que enfrentan las personas cuidadoras de adultos con cáncer, un equipo de investigadoras de la Universidad de Sevilla, el Hospital de Valme y el Hospital Materno-Infantil Quirónsalud de Sevilla ha realizado una ingente revisión de los estudios, que permite asimismo describir las estrategias que globalmente serían necesarias para mejorar su calidad de vida.

Concretamente, María Dolores Guerra, María Del Rocío Casado, Yelena Gavira y Álvaro Borrallo, Cristina Holgado e Inmaculada López han publicado su estudio en International Journal of Environmental Research and Public Health en el que confirman que las cuidadoras suelen ser mujeres de unos 50 años. “Los problemas a los que se enfrentan son sobre todo de naturaleza emocional, seguidos de los sociales, físicos y económicos. Para hacer frente a esta carga, se pueden desarrollar algunas estrategias que ayuden a desarrollar habilidades para gestionar tanto la enfermedad como el impacto derivado de ella, mejorando así su calidad de vida”, explican las autoras.

La muestra total estuvo conformada por 7.663 personas cuidadoras con una edad promedio de 54 años. Algo más del 66% de los cuidadores eran mujeres. En cuanto a los vínculos familiares, 15 estudios describen a estos cuidadores como en su mayoría cónyuges o hija de los pacientes con cáncer, que suelen compartir el mismo hogar.

El estudio explica que el trabajo de cuidado implica un mayor riesgo para los cuidadores de sufrir morbilidad física con un desgaste considerable, que de hecho aumenta a medida que se realizan los cuidados y la carga continua en el tiempo. También se observa que los problemas físicos y de salud son más frecuentes en las mujeres cuidadoras y el daño físico se traduce en una peor calidad de vida percibida por estas mujeres. Así, las evidencias apuntan a que la prestación de cuidados, particularmente si se prolonga en el tiempo, puede resultar en diversas condiciones físicas como fatiga, dolores de cabeza, dolor en las articulaciones, mareos y empeoramiento de la calidad del sueño.

En cuanto a la salud mental de estas personas, el estudio aludió a los problemas emocionales y psicológicos sufridos por los cuidadores, destacando ansiedad, depresión, sentimientos de duelo y angustia, y altos niveles de estrés. “Por lo tanto, demostrando que, cuanto más tiempo se necesita el cuidado, mayor es la tensión y la carga emocional, lo que resulta en una peor calidad de vida”, apuntan. Además, el proceso de enfermedad de los pacientes ha afectado la interacción social de los cuidadores, quienes manifiestan una gran dificultad para conciliando su rol de cuidadores y el desarrollo de otras actividades cotidianas.

Por otro lado, las autoras describen los problemas económicos de las personas cuidadoras, derivados de los costes asociados a la enfermedad, la falta de apoyo económico de otros familiares o la dificultad de conciliar su rol de cuidadores con su actividad laboral. Los estudios confirman que los cuidadores con mayores niveles de ingresos perciben una mejor calidad de vida.

Por todo ello, las autoras del estudio aluden a la necesidad de “potenciar el apoyo social mediante el refuerzo de las redes de apoyo y facilitando el acceso a grupos y asociaciones” y, por otro lado, “desarrollar estrategias de afrontamiento que mejoren la gestión y el control tanto de la situación como de la tensión emocional”.

En el ámbito económico, destacan “la necesidad de brindar apoyo económico a los cuidadores para mejorar su bienestar”. Por último, hacen hincapié en queara implementar estas estrategias es necesario capacitar a los profesionales de la salud .

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