El turismo activo se afianza como opción económica en el ámbito rural

El registro de la Junta contabiliza 42 empresas de ocio extremo y naturaleza, frente a las 11 que había en 2008 La Subbética y el Valle del Guadalquivir acaparan la actividad

Actividad organizada por Guadalquivir Activo.
Actividad organizada por Guadalquivir Activo.

El turismo activo y de naturaleza es ya una alternativa económica real en el ámbito rural. Según los datos contenidos en el registro de la Junta de Andalucía, son ya 42 las empresas en toda la provincia que ofrecen actividades como escalada, descenso de cursos de agua y otras modalidades de deporte extremo, con la Subbética y el Valle del Guadalquivir como principales focos de acción. La estadística oficial de la Consejería de Turismo constata, además, que se trata de un sector económico en auge.

En 2008, en plena crisis económica, eran 11 las empresas que se dedicaban a esta actividad. La caída de los sectores económicos tradicionales en los municipios llevaron a los emprendedores a fijarse en nuevos nichos de empleo. El resultado es que, en 2012, eran ya 32 las empresas de ocio activo registradas en la provincia, el triple que cuatro años atrás. Y, en 2015, la cifra es ya de 42, casi cuatro veces más que al inicio de la crisis.

El deporte extremo, unido a la naturaleza, se ha convertido por tanto en una actividad económica de futuro. Una de las firmas pioneras en la provincia fue Alúa, con sede social en Benamejí. Nació en el año 2005 y, desde entonces, no ha hecho sino crecer. Y este verano, en plena temporada alta, da trabajo a medio centenar de personas, según explicó su gerente, José Carlos Romero. La actividad estrella es el rafting, que se desarrolla en un tramo del río Genil desde el núcleo de El Tejar, en Benamejí, hasta la localidad de Palenciana. En los meses de más calor, también se dispara la demanda de actividades en el pantano de Iznájar, como el padel surf o el kayak.

Esta gran masa de agua del centro de Andalucía es para Romero, precisamente, un filón económico que las administraciones deben mimar. El principal reclamo aquí es la estación náutica Lago de Andalucía, impulsada por el Grupo de Desarrollo Rural (GDR) de la Subbética. La infraestructura, que empezó a comercializar su actividad el pasado enero, engloba el uso turístico deportivo del embalse de Iznájar y del río Genil. Es la vigésimo tercera estación náutica de España y la segunda de interior, tras la creada en la Sierra Norte de Madrid.

"La Subbética es una zona de turismo activo aún en vías de desarrollo y hay que hacer un esfuerzo importante en darnos a conocer para que aumente la demanda", advirtió Romero. "Tiene que haber una implicación de todos los ayuntamientos, porque se trata de un sector que mueve mucho dinero", aseguró. En Andalucía, los "puntos calientes" son Cazorla, Grazalema y la Costa del Sol, alimentada esta última por los recursos de los turistas que llegan de fuera. La Subbética, por su cercana ubicación a Málaga, puede aprovecharse de este tirón, dijo.

Precisamente, el Patronato Provincial de Turismo de Córdoba pretende consolidar la Subbética como "destino imprescindible" para este tipo de turismo gracias a la puesta en marcha de la estación náutica y a la celebración del III Congreso Internacional de Turismo Activo en Cabra. La vicepresidenta del patronato, Carmen María Gómez, se ha reunido recientemente con responsables de la infraestructura, a quienes planteó fórmulas para el trabajo de promoción turística, coordinando el Plan de Acción del Patronato con el de la estación. En la cita se concluyó que la estación acompañará, "en la medida de lo posible", al Patronato en las ferias y workshop por toda la geografía de España y a misiones en el exterior.

Abrir una empresa de turismo activo, por los riesgos que conlleva la actividad, no es fácil. Se requieren "numerosos" seguros para estar en disposición de responder ante cualquier incidente, hay que inscribirse en los registros oficiales de la Junta de Andalucía y todos los monitores han de contar con una cualificación técnica reglada. La temporada alta empieza en mayo, llega a su cumbre en los meses veraniegos y empieza a descender en septiembre. Conforme avanza el otoño, la práctica de deportes náuticos se sustituye por el senderismo, la escalada o las vías ferratas. También cambia el público: en verano son mayoría los niños que acuden a campamentos, mientras que el resto del año la actividad se orienta a adultos.

También el Valle del Guadalquivir empieza a posicionarse. Guadalquivir Activo, en Villafranca, ofrece senderismo, kayak, piragüismo o escalada en la zona. "Viene gente de todas las edades y también montamos actividades fuera", explica su responsable, Javier Sánchez. La otra comarca donde el turismo activo tiene perspectivas de futuro son Los Pedroches. "Tenemos dehesa, sierra y embalses, por lo que se pueden desarrollar multitud de actividades", destaca Juan Gil, gerente de Quercus Añora. La empresa funciona desde 2011 aunque, como reconoce su responsable, "resulta difícil vivir sólo de esto". "Suele ser un complemento de otras actividades económicas. Aún falta promoción y una mayor implicación de todos los actores", asume.

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