Agricultura

La sequía reduce al 60% la producción de cereales en la provincia de Córdoba

Cosechadora en un campo de cereal.

Cosechadora en un campo de cereal. / El Día

La recolección de cereales en la provincia de Córdoba ha concluido con rendimientos muy bajos y calidades heterogéneas en las diferentes zonas cerealistas a causa de la falta de lluvias invernales y primaverales, que han hecho que los cultivos no ahijaran y apenas hayan alcanzado una talla idónea para su recolección, lo que perjudicó la cosecha, quedándose muchas zonas sin cosechar. De este modo, la cosecha ha disminuido entre un 60 y un 70%.

Son los datos aportados por Asaja Córdoba, entidad que ha indicado que en comparación al año pasado, que se tuvo una primavera algo más lluviosa, pero con una cosecha con mermas importantes, en 2023 la falta de esas lluvias primaverales y las temperaturas veraniegas que se presentaron en abril provocó que no existiera ni grano ni calidad en aquellas explotaciones que decidieron cosechar, pasando el peso específico del grano del 85 al 70%.

Asaja Córdoba ha explicado que en la provincia se ha marcado un mapa este año en las zonas cerealistas. Por un lado, las zonas de forrajes para henificación y ensilado (zona de Los Pedroches y el Alto Guadiato), que no han podido ser segadas por poco ahijamiento y no llegar a ciclo el cultivo. El 90% estaba totalmente perdido y no servía ni siquiera para forraje.

Por otro, las zonas más productivas en grano, que han sido segadas en muchos casos para henificación y ensilado por la falta de cosecha en espigas y así aprovecharlo para el ganado en forraje (para cubrir la pérdida total de la zona norte).

En definitiva, lo que se cosechó para grano ha tenido rendimientos muy bajos. Por ejemplo, en el trigo duro, se ha obtenido de 500 a 950 kilos por hectárea en las zonas de la campiña más pegada a Sevilla (Fernán Núñez, Santa Cruz, La Carlota, La Rambla). Algunos casos excepcionales en los que llovió algo en marzo y primeros de abril, ha llegado a 2.000 kilos, pero son muy pocos.

Por su parte, el trigo blando ronda en 1.200-1.500 kilos por hectárea y la cebada es la que ha dado mejores resultado llegando a los 2.000 kilos por hectárea.

Esta situación ha provocado, por tanto, que “los cereales este año no cumpla con las expectativas en producciones y estemos ante un año de producciones muy bajas y bajas calidades, principalmente en pesos específicos que no siempre están llegando a los mínimos de los criterios por calidad”, ha indicado la entidad agraria.

Superficie

Con respecto a la superficie, en la provincia de Córdoba en la campaña 2022/2023 ha aumentado el cultivo de trigo duro en torno a un 4%, (debido al repunte de precios de la campaña pasada) siendo la superficie cultivada de aproximadamente 42.500 hectáreas, frente a las 41.284 hectáreas del año pasado con unos rendimientos medios de 2.200 kilos por hectárea.

En los trigos blandos, se presenta con un pequeño aumento de la superficie en torno al dos por ciento llegando a sembrarse en esta campaña aproximadamente 23.500 has.

Por otro lado, y “ante el sorprendente descenso de las cotizaciones en los mercados internacionales y mercados de futuros”, teniendo en cuenta que la cosecha es reducida en un alto porcentaje, la sectorial de Asaja ha señalado que que estos movimientos en el mercado obedecen fundamentalmente a “prácticas especulativas”.

La organización agraria ha indicado también que a esta situación se le añaden nuevas dificultades derivadas de la fuerte subida de costes que están registrando ciertos insumos con respecto al año pasado, como es el gasóleo, el precio de la semilla, el gasto en abonos y en fitosanitarios; lo que hace que no se vea reflejado en las cotizaciones. Por ello, “con los niveles de cotización que se están escuchando y los bajos rendimientos que tenemos, el agricultor no va a poder cubrir los gastos de producción”, asegura Asaja Córdoba.

En este sentido y ante esta situación preocupante en el cereal, la organización agraria ha destacado la importancia de tener asegurada la cosecha por las inclemencias meteorológicas que se están atravesando en este ciclo, ya que los cereales que se han dedicado a henificación y ensilado han sido en su mayoría de aquellas explotaciones en las cuales no tenían aseguradas su cosecha.

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