El renacer del Hospital de San Sebastián

Una exposición ilustra la recuperación de la capilla de la Piedad y de la espadaña del complejo, cuya autoría atribuye al arquitecto Juan Ruiz Albani una investigación reciente

Fieles visitan la capilla del Nazareno y la Piedad.
Fieles visitan la capilla del Nazareno y la Piedad.

El Hospital de San Sebastián de Palma del Río ha renacido. Una muestra fotográfica recoge estos días las labores de restauración de dos elementos patrimoniales pertenecientes a esta institución fundado en el siglo XV por Juan González, una de las más antiguas del municipio y de las más queridas. Tanto el retablo de la capilla anexa a la iglesia como la espadaña han experimentado durante los últimos meses una evidente mejoría gracias a la intervención de profesionales; en el caso del retablo, las labores se han centrado en la recuperación del mobiliario litúrgico y en el caso de la espadaña, de la pieza arquitectónica.

El motivo principal por el cual se iniciaron en marzo los trabajos de recuperación del retablo tiene que ver con el incendio ocurrido en diciembre de 2014, cuando quedó envuelta en llamas la Virgen de la Piedad, imagen que preside el habitáculo religioso junto a la talla de Jesús Narazeno y San Juan Evangelista. La restauradora de la pieza, Irene García, dijo que las causas del siniestro todavía no se han concretado, aunque sí se sabe con certeza que las llamas empezaron en el suelo.

Aparte de los severos daños ocasionados por la combustión, la madera labrada presentaba otros deterioros debido a la humedad, la mano del hombre, la presencia de repintes con purpurina o los movimientos naturales del soporte. En el caso de la hornacina, "se perdió totalmente y hubo que hacerla de nuevo con madera de pino de Flandes, porque es muy semejante al original", explicó la experta.

El delicado proceso se inició en primavera con la retirada del retablo para pintar el muro, dañado por la humedad; de forma paralela, se catalogaron todas los segmentos de la obra en una zona habilitada para ello en el propio hospital. Acto seguido, se realizó una limpieza para eliminar el polvo y se fijaron los estratos antes de proteger la capa pictórica con papel de seda. Una vez retirada la protección de la pintura, se limpió mediante el uso de disolventes suaves para no dañar la pintura y por acción mecánica, es decir, con el uso de bisturí. Las burbujas en la hornacina -o repintes- se eliminaron. De hecho, como el humo tapaba el oro no podía saberse el alcance de los daños hasta que la restauradora aplicase las técnicas; en algunas partes, pudo comprobar el buen estado del material.

El siguiente paso fue la reconstrucción del soporte y el sellado de grietas, para luego desarrollar la reintegración del estrato de preparación - lo existente debajo de la pintura y el oro-. Sorprendente fue que "la pintura estaba bastante bien", comentó la profesional. A continuación, se llevó a cabo la reintegración de la capa pictórica. El último paso fue el barnizado y los retoques, con el objetivo de recuperar la lectura original de la obra y frenar el deterioro, como se pretendió desde el principio de la labor restauradora. García incidió en que hay que concienciarse sobre la importancia de la prevención de futuros daños e hizo hincapié en la importancia de la iluminación. Aconsejó, de hecho, que se revisen los focos laterales, pues -advirtió- "en realidad dañan un poco la obra y no se tiene una correcta lectura visual de la imagen".

Sobre la otra protagonista de exposición fotográfica, la espadaña, el historiador Manuel Pérez reconoció la preocupación de Palma del Río por su patrimonio histórico e hizo comparaciones con las catas realizadas hasta el momento para tratar de identificar al autor de la pieza arquitectura que corona la iglesia. Según los datos investigados, el responsable podría ser Juan Ruiz Albani, quien en la misma época levantó también la torre de la parroquia de San Francisco, del siglo XVI.

En el claustro de la actual residencia de mayores los aficionados a la Historia y el patrimonio pueden ya recorrer las imágenes que ilustran el proceso de recuperación del retablo y de la espadaña. Y aunque el complejo renace, las incógnitas continúan, pues un año después de que la Piedad ardiese no se conocen datos sobre el origen el suceso. La Hermandad del Nazareno, de hecho, continúa a la espera de que el juez retome la investigación y aclare los hechos.

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