Subbética

La Junta paraliza la recepción de los restos de la Cueva del Ángel de Lucena por los defectos en la documentación

  • La directora del Museo Arqueológico expone que "nos traían 47 cajas" en vez de 93 como reflejaba el inventario y critica que la Fundación no dijera las condiciones especiales que requerían los restos

  • La Junta admite la alternativa de mantener en El Castillo de Lucena los materiales "más sensibles"

Restos óseos hallados en la Cueva del Ángel y almacenados en la sede de la Fundación.

Restos óseos hallados en la Cueva del Ángel y almacenados en la sede de la Fundación. / M. González

Los miles de huesos hallados en la Cueva del Ángel de Lucena, desde el año 2016, han retornado a la sede de la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana. Errores en el procedimiento, “desconocimiento” e imperfecciones documentales detectados por la Junta han truncado la recepción de las piezas en el Museo Arqueológico de Córdoba.

Desde la administración autonómica alegan reiteradas y diversas deficiencias en las directrices vigentes y que atribuyen a los miembros de la entidad privada y al aún director de las excavaciones, Cecilio Barroso. En cambio, fuentes de la Fundación limitan las incorrecciones a leves problemas burocráticos de fácil subsanación.

A continuación de la comparecencia pública convocada para anticipar el traslado de los materiales a la capital cordobesa, el antropólogo Francisco Bermúdez, miembro del equipo de investigación, y un trabajador municipal del Ayuntamiento de Lucena acudían a Córdoba con la intención de culminar una entrega reclamada, desde hace años, tanto por la Junta como por el Ayuntamiento de Lucena, en virtud de los preceptos normativos estipulados.

Desde el Museo Arqueológico esgrimen imprecisiones numéricas, protocolarias y metodológicas al justificar la negativa a aceptar las decenas de recipientes transportados desde Lucena. La propia directora, María Dolores Baena, en declaraciones a El Día, por ejemplo, ha explicado que “traían una documentación firmada en diciembre de 2021” y que, en consecuencia, la fecha, en primer término, “ya no coincidía” con la jornada definitiva, después de hasta tres cancelaciones previas. De otro lado, “venía un inventario de 93 cajas y nos traían 47”.

Sin advertencia previa sobre la cadena de frío

La máxima responsable de este centro dependiente de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico sostiene que la interrupción de la cadena de frío que requieren las muestras genéticas descubiertas en la sima de la Cueva del Ángel es achacable a quienes continúan en posesión de los restos arqueológicos y “no los han movido en contenedores y vehículos especiales” porque “el Museo no es responsable hasta que no entren aquí”. A este respecto, Baena ha explicado “no se nos advierte o comunica”, con antelación, de las condiciones especiales y oportunas -tanto la temperatura como la oscuridad- para estos vestigios óseos con presencia de ADN. “Necesitamos que lo comuniquen” previamente y, así, “poder buscarle el espacio”.

Ante las vehementes y explícitas críticas vertidas por el secretario de la Fundación, María Dolores Baena ha replicado que “nosotros somos una institución seria” y el Museo “está muy considerado a nivel nacional”. Especialmente ha molestado, al apreciar un tono despectivo, la referencia al “silo de cereales”. Responde Baena que este edificio “es una de las áreas de reserva más importantes de España” y, además, está declarado “BIC”.

En el capítulo de deficiencias, añaden que únicamente informaron de que “a lo mejor venían el viernes” y, tampoco, se anticipó una explicación anterior al objeto de pormenorizar “todos los condicionantes”. Usualmente, ha indicado Baena, “la entrega la hace el director”.

"El Ayuntamiento nunca ha solicitado el depósito"

Sobre “los agravios” a Lucena, denunciados por la Fundación, debido a que “no ha vuelto nada de lo entregado desde hace años”, desde el Museo, su directora, desvela que el Ayuntamiento “nunca ha solicitado el depósito” de unos materiales que únicamente podrían permanecer en el Museo Arqueológico y Etnológico de Lucena porque sí pertenece a la red pública de instituciones museísticas. Baena cita, como ejemplo, a la Cueva de La Beleña de Cabra, ya que “los profesionales hablaron con nosotros, se guardaron en condiciones adecuadas” los restos localizados y “luego, el Ayuntamiento pidió el depósito y fueron allí”.

En un sentido consonante, la delegada territorial de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristina Casanueva (PP), incide en que “todo tiene un procedimiento reglado y hay que cumplirlo, conforme a la ley, por ambas partes”. En todo caso, defiende que la Junta “conserva, mantiene y protege” todo aquello que “tiene que ver con el legado histórico de cualquier localidad y, mucho más, lo que trasciende al interés provincial y puede ser mucho mayor”.

Finalmente, ha deslizado como alternativa la reubicación de “los materiales más sensibles” en el Museo Arqueológico de Lucena “para evitar trasladarlos y sólo trasladar aquellos que no necesiten frío”. En consenso con la dirección del Museo, “vamos a hablar con el Ayuntamiento de Lucena a ver qué capacidad tienen” y, siempre, con la supervisión, presencial, y la verificación de los técnicos especializados de la Junta.

Por último, Casanueva manifiesta que “no se debe poner en solfa a una institución que trabaja con muchos arqueólogos y excavaciones y es reconocida” y aconseja que “cada uno debemos ser responsables cuando nos toca”. En base a todo lo anterior, desde la Junta concluyen que “la Fundación no ha cumplido con la normativa y son los únicos responsables de mover el material, así que las consecuencias recaerán sobre ellos”. Un nuevo capítulo de controversias y tensiones que implican más retrasos y paralizaciones en las indagaciones sobre un yacimiento datado en el Paleolítico y de colosales magnitudes.

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