La reapertura al culto de la Asunción de Santaella reúne a un millar de personas

El caprichoso calendario ha querido que la reapertura oficial al culto de la iglesia de la Asunción de Santaella coincidiera con el 11 aniversario de la finalización del encierro de los vecinos en este histórico edificio, una movilización que marcó el inicio de una restauración indispensable para conservar una de las joyas arquitectónicas de la provincia de Córdoba. Como hace 11 años, el pueblo de Santaella no falló y en torno a una millar de personas se dio cita ayer en el acto que pone punto y final a una semana de celebraciones por la recuperación del templo y que estuvo presidido arzobispo de Sevilla y administrador apostólico de Córdoba, Juan José Asenjo Pelegrina.

Casi dos horas antes del inicio de la eucaristía, varios centenares de personas aguardaban ya la apertura de la iglesia de la Asunción, que se fue llenando poco a poco en su totalidad. El interior del templo, el Patio de las Campanas y el Llanete de la Iglesia presentaban un inusual paisaje de personas venidas de muchos puntos de la provincia de Córdoba, pese al intenso calor.

En compañía sólo de algunas autoridades municipales y eclesiásticas, Asenjo Pelegrina recorrió el Barrio Bajo de Santaella, en el que se enmarca la iglesia de la Asunción, conocida como la Catedral de la Campiña. Las campanas -obra de Rafael Salido- no dejaron de repicar durante casi toda la mañana, hasta el que el arzobispo coadjutor de Sevilla, tras bendecir la pequeña capilla de la Concepción y descubrir una placa, inició el acto religioso con la bendición del templo. La misa estuvo cantada por la laureada Coral Diego Manrique de Santaella, cuya intervención fue muy alabada por los feligreses.

Juan José Asenjo estuvo acompañado durante la eucaristía por uno de los vicarios generales de la Diócesis de Córdoba, Fernando Cruz Conde, además de los párrocos que anteriormente han desarrollado su labor en la Parroquia de la Asunción (Francisco Rueda, Fernando Martín y José María González), entre otros. Muy significativo fue además el aplauso que los santaellanos brindaron al párroco José María González, que pese a residir un corto periodo en la localidad, se supo ganar el cariño de la mayoría de vecinos.

Como durante casi toda la semana que hoy acaba, las dependencias de la Catedral de la Campiña permanecieron abiertas durante toda la mañana para que los asistentes contemplaran cómo ha quedado el templo tras una intensa restauración, que ha durado varios años y que ha obligado al cierre al culto de la misma hasta ayer. Esta intervención ha supuesto un coste de 1,8 millones de euros, financiados en su mayoría por la Consejería de Cultura, además del Obispado de Córdoba y Cajasur. Las tres entidades firmaron a mediados de la década de los 90 el acuerdo para llevar a cabo la recuperación de este edificio, catalogado como Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural (BIC).

El retraso en el inicio de las obras y el riesgo de derrumbe fue lo que movilizó a los vecinos, que a través de distintas comisiones ciudadanas reclamaron y consiguieron la restauración de la iglesia. Con más de 500 años de historia, esta iglesia conjuga varios estilos arquitectónicos y se levanta sobre la mezquita de la antigua Shant Yala.