Los primeros redobles del año

Baena Festividad de San José

La causalidad ha querido que la víspera del 19 de marzo sea domingo, con lo que cientos de vecinos hicieron sonar sus tambores ya desde el mediodía

Un grupo de mujeres hacen sonar sus cajas en plena calle.
Un grupo de mujeres hacen sonar sus cajas en plena calle.
Sara Núñez

19 de marzo 2012 - 05:01

El caprichoso calendario ha querido que la víspera de San José -festivo en Baena- cayera en domingo. Si a ello se une una temperatura primaveral y un sol radiante, resulta la combinación perfecta para que cientos de baenenses salgan a las calles a tocar sus tambores muchas horas antes que en años anteriores. En torno al mediodía, los primeros sones del año ya se dejaba oír desde la Almedina y muchos pequeños, que por tratarse de horas intempestivas para ellos no pueden en otras ocasiones salir a tocar, este año aporreaban con torpeza pero con enormes ganas sus ínfimos tamborcillos bajo la atenta y orgullosa mirada de sus padres y el asombro de algunos turistas que con motivo de estas fechas se acercan a Baena para conocer tan peculiar y multitudinaria tradición.

Y es que la víspera de San José en esta población se vive de forma especial. Podría decirse que es un adelanto a la Semana Santa, a la puesta a punto de las cajas, y un día en el que hombres y mujeres, aunque no se vistan de judíos durante la Semana Mayor, aprovechan para salir en familia y junto a los amigos para tocar el tambor. Se trata de una tradición antiquísima en la que los baenenses aprovechaban para quemar los utensilios, muebles y maderas viejas e inservibles en las hogueras que formaban con motivo de este día. Poco a poco, los tambores se incorporaron a la fiesta y sus toques se unieron a la celebración. De hecho, cuando llegó la noche, Baena era ayer una fiesta, con el tambor como protagonista.

En la actualidad, el tambor ha ganado terreno a los candelorios y de cada vez son menos las grandes candelas que alumbran la ciudad en la noche, aunque por suerte, aún quedan barrios y familias que se niegan a acabar con esta tradición de tanto arraigo y con tantos siglos de existencia. Este año, los tambores sonaron hasta la mañana del día del padre, más horas que nunca, si bien las hogueras esperaron a la puesta del sol.

A lo largo hoy, tras una larga noche de tambores, tendrán lugar los actos más solemnes con la celebración de una misa en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe y la posterior procesión por las calles de la ciudad, en las que la talla de San José irá acompañada por sus fieles devotos.

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