El Pleno del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo ha aprobado por unanimidad solicitar a la Junta de Andalucía que el Barrio Francés sea declarado Bien de Interés Cultural, lo que supondría ampliar la protección del Cerco Industrial y de otras construcciones del floreciente pasado minero del municipio. La propuesta parte de la asociación La Maquinilla, en base a un informe del profesor de la Universidad de Sevilla Juan Sobrino, vicepresidente del Comité Internacional de Defensa y Protección del Patrimonio Industrial, y ha contado con el respaldo de PSOE, PP, IU, SÍ Peñarroya y Vox.

El presidente de La Maquinilla, Rubén Cañamaque, ha explicado que este es el primer paso "hacia la conservación de uno de los escasos ejemplos nacionales de barriada obrera de carácter colonial", pero sobre todo es "un síntoma de que la sociedad peñarriblense empieza a tomar conciencia del extraordinario valor y el potencial cultural de su patrimonio industrial".

Según el informe elaborado por el colectivo, de las 80 viviendas que lo conforman, sin contar con el antiguo colegio francés, hoy colegio presentación de María, 41, es decir, el 52% ha tenido una nula o escasa modificación en su estructura; 13 padecen ligeras modificaciones arquitectónicas y estéticas (18%) y tan solo 16, el 21% del total,  han sido muy transformadas y son,  por tanto, irrecuperables.

"Entendemos que tales cifras, que no son tan pobres como en principio pudiera pensarse, unidas a la evidente singularidad de este paisaje urbano, deben avalar nuestra propuesta y ser argumentos de suficiente peso como para afrontar con garantías el exigente escrutinio técnico que exige un expediente BIC", sostiene La Maquinilla.

El Barrio Francés de Peñarroya-Pueblonuevo fue construido entre 1890 y 1930 por la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) aplicando una gran diversidad de tipologías constructivas con el objetivo de "proporcionar a sus empleados una vivienda que les facilitara la vida familiar cerca del lugar de trabajo", como explica en su informe el profesor Sobrino. Se trata de un modelo residencial que se extendió por todo el mundo desde la segunda mitad del siglo XIX, adoptando diferentes nombres, según el área geocultural de referencia, pero que se universalizó bajo la denominación en inglés de Company Town. Esta estrategia conseguía fidelizar a sus empleados mediante estos beneficios complementarios que se unían a su sueldo y estabilidad laboral.

Los primeros chalets del municipio

El nucleo primitivo está formado por viviendas unifamiliares de grandes dimensiones, normalmente de una sola altura y en algunos casos con buhardilla, con cubierta a dos aguas, construcciones tipo chalet que no existían hasta el momento en el municipio y donde las condiciones de salubridad e higiénicas adquieren mayor importancia en la búsqueda de conseguir espacios ventilados e iluminados correctamente. Al mismo tiempo, según recoge la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, se asigna gran importancia al espacio exterior de parcela, que pasa de ser un simple patio posterior, como las viviendas entre medianeras existente en el núcleo de Peñarroya, a un espacio de vital importancia en la vivienda que rodea a la edificación.

En estas zonas exteriores de la parcela, la vegetación es una característica fundamental, pues todas las viviendas se caracterizan por rodearse de árboles de gran porte y jardines llenos de flores y arbustos. 

En la comunidad andaluza ya existen dos casos de barriadas de trabajadores que tienen la máxima protección legal  arquitectónica y urbanística. Son el barrio inglés de Reina Victoria, en  la ciudad de Huelva, y el barrio inglés de Bellavista, en Minas de Riotinto. "Si  estas ciudades han adquirido este reconocimiento, no debería existir ningún impedimento para que Peñarroya-Pueblonuevo pueda lograrlo, máxime cuando el Barrio Francés es  de la misma época, es el que más riqueza arquitectónica posee y es el de mayor tamaño", incide La Maquinilla.