MEDALLAS ANDALUCÍA 2019

A los que fuimos docentes en el Aguilar y Eslava

  • A todos los docentes que formábamos el claustro de este Centro es a quienes se debe atribuir el mérito reconocido por la Administración Andaluza  

Acceso principal al instituto y fundación Aguilar y Eslava en Cabra

Acceso principal al instituto y fundación Aguilar y Eslava en Cabra / Antonio J. Roldán

Cuando una institución pública, como lo es el actual instituto Aguilar y Eslava de Cabra, recibe el reconocimiento de las autoridades por los muchos años de exitosa labor académica, la noticia puede sorprendernos hasta tal punto que no seamos capaces de reparar en un hecho evidente: las instituciones no adquieren prestigio por sí mismas, son las personas que trabajan en ellas las que van labrando día a día tal reputación.

Sirva esta breve crónica como homenaje a aquellos docentes con los que coincidí en el instituto hoy premiado y de los que aprendí mucho de su dedicación y esmero en pro de una enseñanza pública de calidad.

Puse mis pies por vez primera en las aulas del Instituto de Segunda Enseñanza Aguilar y Eslava de Cabra el 28 de octubre de 1982. Una fecha más que significativa, pues acaban de celebrarse las elecciones generales y nuestro país estrenaba un modelo de convivencia democrática.

La Administración Educativa del momento me destinó a este centro público tras haber superado el concurso-oposición, turno libre, convocado por orden de 28 de febrero de 1982 por la que se convocan pruebas selectivas para la provisión de 3.996 plazas de Profesores Agregados de Bachillerato. Este fue mi primer destino y se me encomendó impartir, a falta de horas de Lengua Castellana y Literatura –mi especialidad– dos materias de las entonces llamadas afines: Filosofía e Inglés.

Eran los tiempos en los que en la Secundaria se impartía el BUP y el COU. Años en los que enseñar a los alumnos de esta etapa educativa era una verdadera gozada. Como docente, dejé atrás mi bisoñez a la sombra de ilustres profesores, de los cuales recibí sabios consejos.

"Como docente, dejé atrás mi bisoñez a la sombra de ilustres profesores"

Tal es el caso de los catedráticos José Camero, Catedrático de Historia, a la sazón director del centro y que años más tarde sería director del Centro Asociado de la UNED en Córdoba; Matilde Galera Sánchez, Catedrática de Lengua Castellana y Literatura; Antonio Moreno Hurtado, Catedrático de Lengua Inglesa, luego director del centro y años más tarde reputado inspector de Educación; Pilar –la señorita. Pilar para los de Cabra–, Catedrática de Francés.

Yo, como recién ingresado en la carrera docente, asumí que me quedaba un largo camino para emular a estos célebres docentes, pero siguiendo su estela al final lo logré. Tras aprobar el correspondiente proceso selectivo convocado por la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, ascendí a lo que entonces se denominó "condición" de catedrático, teniendo que esperar hasta 2008 para ser integrado en el Cuerpo de Catedráticos de Enseñanza Secundaria.

A todos los docentes que formábamos el claustro de este Centro, a los que nos precedieron y a los que nos siguieron es a quienes se debe atribuir el mérito reconocido por la Administración Andaluza al conceder a este ilustre Centro docente la Medalla de Andalucía 2019.

Son muchas las generaciones de egabrenses y de foráneos que se han educado en sus aulas, son cientos los adolescentes que en su día cursaron sus estudios en esta institución y que ahora son profesionales cualificados repartidos por todo el mundo. Antiguos docentes y exalumnos nos sumamos a este público reconocimiento y hacemos votos porque el Aguilar y Eslava siga siendo un referente en el ámbito de la enseñanza tanto en Andalucía como en el resto de España.

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