La mayoría de los inmigrantes dejan Baena por la falta de trabajo en el olivar
La iglesia evangélica cierra un templo en el que llegaron a dormir 106 extranjeros para forzarlos a viajar a otro lugar · La presión migratoria baja pero sigue habiendo gente durmiendo cada noche en la calle
En sólo un par de semanas, las calles de Baena han dejado de ser el refugio para centenares de inmigrantes que vagaban en busca de un jornal en el olivar. La falta de trabajo y una acción coordinada entre agentes sociales, voluntarios de ONGs y el Ayuntamiento han menguado este problema. La mayoría de los inmigrantes han vuelto a embalar su poco equipaje y se han marchado a probar suerte en otro lugar, tras comprobar que en Baena era imposible hacerse con un puesto de trabajo.
La sede de la iglesia evangélica de Baena, que ha servido como refugio a un centenar de inmigrantes durante las dos últimas semanas, vuelve a tener sus puertas cerradas para este colectivo. El pastor de este templo, Oscar Prieto, insistió ayer en que "no ha sido decisión nuestra el cerrar la sede", entre otras cosas porque "a pesar de que han dormido durante 15 días alrededor de 106 personas, todos se han portado perfectamente, todo ha ido muy bien y ha sido un placer poder ayudarles, al menos, a mitigar el frío". Prieto señaló que "observé como durante días dormían a la intemperie o en el lavadero decenas de inmigrantes y hablé con el responsable de Cruz Roja en Baena para poderles ofrecer la iglesia para que al menos pudieran estar resguardados de las inclemencias del tiempo. Les pareció bien y así se hizo", concluyó. El pastor de la iglesia evangélica de Baena argumentó que, "por lo que sea, se ha visto conveniente cerrarla para que se forzara a estas personas a viajar a otro lugar, ya que aquí, después de tantos días, no hay trabajo para ellos. Así nos lo hicieron saber y así se ha actuado".
Por este motivo, desde hace algunas noches hay personas que han vuelto a dormir protegidos solo por la marquesina del lavadero ubicado frente al puesto de Cruz Roja en Baena, en el parque o en plena calle, si bien se ha podido observar cómo la presión migratoria ha descendido en los últimos días, probablemente ante la imposibilidad de poder trabajar este invierno en las labores de recogida de la aceituna.
Llegados con la esperanza de encontrar un puesto de trabajo seguro, como venía ocurriendo en años anteriores cuando el personal inmigrante era mano de obra indispensable en la campaña aceitunera, estos jornaleros se han encontrado con un descenso notable de empleo y con el contingente que han traído las organizaciones agrarias, dos hechos que han contribuido en gran medida a esta situación que se ha vivido.
De cualquier modo, sigue habiendo un importante número de inmigrantes, sobre todo procedentes de Marruecos y Senegal, que agolpados a las puertas de Cruz Roja, confían en que empresarios baenenses vayan en su busca y les ofrezcan un empleo en el campo. Pero lejos de las cifras de hace dos semanas, cuando se formaban largas colas a las puertas de la sede de la Cruz Roja. Ahora, en el puesto de esta organización se sirven 60 comidas y 60 cenas diarias durante el tiempo de recogida de la aceituna, así como bocadillos a todo aquel que lo demanda, o al comedor municipal, donde se ofrecen al día un total de 200 menús, muchos de ellos.
El Ayuntamiento viene trabajando con Cruz Roja y la ONG (ONG) Baena Solidaria desde que comenzara la recolección de la aceituna para ofrecer comida, servicio de lavandería, aseo y alojamiento al mayor número de personas posible. Aunque insisten en que la ayuda prestada sea probablemente escasa, desde el Consistorio confían en que se pueda llegar al final de la campaña sin incidentes, sin problemas y donde cada inmigrante o persona que lo necesite pueda tener un plato de comida y un lecho donde dormir y resguardarse del frío.
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