Los Pedroches

Los linces también duermen la siesta: captan al rey de la dehesa dando una cabezada en Cardeña

Captan a un lince dando una cabezada en Cardeña.

"La siesta del rey de La Dehesa". Así se titula el vídeo del lince ibérico captado por Antonio Macías hace pocos días a las afueras de la aldea de Azuel, en el municipio cordobés de Cardeña. Como cualquier otro día, Macías y su mujer se adentraban en plena Sierra de Cardeña equipados con un par de prismáticos y una buena cámara. Llevan años saliendo juntos a observar la naturaleza y a los que allí habitan, y pese a ello nunca dejan de sorprenderse.

En sus numerosas salidas a lo largo de los años, han avistado varios ejemplares de esta especie protegida tan querida en la zona, que desde hace tiempo ha incrementado su población. En concreto, el núcleo Andújar-Cardeña es el hábitat actual de 200 linces ibéricos, según datos del último censo.

En esa zona se encontraban Macías y su mujer, caminando por una de las carreteras de las afueras de Azuel cuando, de pronto, avistaron lo que parecía ser una piedra junto a una cerca para el ganado de la zona. Algo les llama la atención. A tan solo 100 metros, casi retándoles con la tranquilidad de su mirada, un ejemplar de lince ibérico “durmiendo la siesta” sin inquietarse lo más mínimo al saberse observado por las lentes de unos prismáticos y el zoom de una potente cámara.

Ellos se refieren a esta corazonada como “instinto pajarero”. Una sensación que los agita cuando algo en el paisaje les llama la atención sin saber explicar el porqué, cualquier anomalía que a ojos de un novicio puede pasar desapercibida, pero es que “son ya muchos los años que llevamos observando la naturaleza”, aseguran. “Al final acabas reconociendo los ejemplares de un año a otro por sus manchas, su pelaje o su tamaño”, cuenta Mecías. Aunque es preciso fijarse bien en los detalles para no confundirlos.

Si bien los linces ibéricos logran mimetizarse con el entorno por el color de su pelaje, a menudo se les observa en movimiento por la naturaleza. Por este motivo, llama la atención la pausa y tranquilidad de este lince sin identificar que parece estar habituado a la apariencia humana a su alrededor. Así actuó con total normalidad.

No es extraña la presencia de los linces ibéricos en las Sierras de Cardeña y Montoro o en el Valle de los Pedroches, cuando siguen el curso del río en busca de su principal alimento: los conejos. Y, desde luego, nunca están solos en su travesía, pues apasionados por la naturaleza -como esta pareja de gaditanos- les acompañan siempre en su camino.

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