Energía

El Gobierno prepara ya El Cabril para una actividad "creciente" de llegada de residuos nucleares en los próximos años

  • El Ministerio para la Transición Ecológica asume que será necesario construir al menos 27 nuevas celdas de almacenamiento por el cierre de las centrales, lo que supondrá duplicar la capacidad de El Cabril

Panorámica de El Cabril, en la localidad de Hornachuelos.

Panorámica de El Cabril, en la localidad de Hornachuelos. / El Día

Lejos de planificar su clausura, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico prepara a El Cabril, único almacén de residuos nucleares de España, para afrontar una actividad "creciente" en los próximos años. Así lo ha reconocido este lunes el Gobierno central en el séptimo plan general de residuos radiactivos, cuya versión inicial ha iniciado el procedimiento de información pública, incluido el estudio ambiental estratégico.

El informe sustituirá al aprobado en 2006 y establece la hoja de ruta para gestionar los residuos radiactivos y el desmantelamiento de las centrales nucleares del país, un proceso en el que El Cabril, enclavado en la localidad cordobesa de Hornachuelos, en un entorno natural privilegiado de Sierra Morena, jugará un papel clave. Porque el plan del Gobierno central es que todos los residuos de media, baja y muy baja intensidad generados sean transportados al centro de almacenamiento andaluz, "hasta completar el desmantelamiento de las centrales".

El Gobierno prevé que en noviembre de 2027 cese la explotación de la central nuclear Almaraz I; desde esa fecha, cerrarán Almaraz II (octubre de 2028), Ascó I (octubre de 2030), Cofrentes (noviembre de 2030); Ascó II (septiembre de 2032), Vandellós II (febrero de 2035) y Trillo (mayo de 2035). Las instalaciones se desmantelarán y los residuos de muy baja, baja y media actividad que se generen serán transportados a El Cabril. 

No será una operación fácil, y el almacén cordobés debe prepararse para ello. Actualmente, El Cabril recibe entre 2.000 y 3.000 metros cúbicos de residuos al año, lo que supone unas 250 expedientes anuales en promedio. "Si bien estos valores pueden considerarse razonables, para los próximos años la tendencia será crediente con el paso del tiempo", asume el Ministerio. Los valores "pico" se alcanzarán en la etapa coincidente con el solape del desmantelamiento de varias centrales nucleares, probablemente en el arranque de la próxima década del siglo XXI.

¿Y cómo podrá asumir el recinto que gestiona la Empresa Nacional de Residuos (Enresa) tal volumen de material? El Ministerio habla de una gran ampliación para adquirir la capacidad de gestión suficiente por el volumen previsto de residuos de baja y media actividad. Actualmente, son 28 las celdas destinadas a este cometido, con una capacidad global de 50.000 metros cúbicos. A 31 de diciembre de 2021, se habían completado 22, por lo que son seis las que permanecen disponibles, insuficientes para los números que maneja el Ministerio. 

De hecho, "para no afectar a la planificación de operación y desmantelamiento de las centrales nucleares y poder continuar con el normal almacentamiento de estos residuos", será "necesario" diponer de nuevas celdas en el año 2028. La construcción de estas se acometerá por fases. En la primera habrá que habilitar un total de 12, que supondrán una inversión de en torno a 30 millones de euros, como ya avanzó El Día.

Y más adelante se crearán otras "adicionales" según "se vaya necesitando, acorde al desarrollo de los desmantelamientos de las centrales". La previsión inicial es que puedan ser 15, aunque el número no es exacto. Esto es, la clausura de las centrales obligará a habilitar 27 celdas nuevas en la próxima década, lo que implica prácticamente duplicar la capacidad del almacén de Hornachuelos.

De manera paralela, el Ministerio trabaja en la manera de minimizar el volumen de estos residuos. En este sentido, avanza que "se va a continuar y reforzar" la política de colaboración entre Enresa y las centrales, con la creación de grupos de trabajo conjuntos. La idea es desarrollar y utilizar equipos de tratamiento, descontaminación y caracterización en las distintas centrales, así como llevar a cabo proyectos que permitan la aplicación de tecnologías y equipos de desclasificación, descontaminación y reducción de volumen.

En relación con la adecuación y mejora de las funcionalidades de El Cabril, entre las principales actuaciones a acometer están la dotación de "nuevos medios de manejo" para aumentar la capacidad operativa de almacenamiento; el diseño de las nuevas celdas y la continuidad de las actuaciones de apoyo a las centrales "para optimizar la gestión in situ de los residuos que generen".

¿Y cuándo se cerrará El Cabril?

El Ministerio para la Transición Ecológica sigue sin responder al gran interrogante de cuándo se clausurará el almacén de Hornachuelos. Únicamente avanza que, tras el desmantelamiento de la última central, Enresa finalizará el cubrimiento de la totalidad de las estructuras de almacenamiento con una "cobertura definitiva" formada por varias capas alternas de materiales drenantes e impermeabilizantes. 

Finalmente, el conjunto se cubrirá con tierra vegetal y se integrará en el paisaje de Sierra Morena donde se ubica mediante la plantación de especies autóctonas. El proyecto de cobertura definitiva deberá ser "apreciado favorablemente por el Consejo de Seguridad Nuclear de manera previa a su ejecución". Y, en todo caso, el Ministerio tendrá que dar su última palabra. 

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