La frescura del vino recién nacido

Ya el lugar donde se cultiva esta uva hace de ella que sea distinta y, por tanto, su fruto también. Su crianza en la Sierra de Montilla, en concreto, en una subzona de calidad superior de la Denominación de Origen Montilla-Moriles es determinante para los vinos de tinaja, los primeros del marco. Si algo caracteriza estos caldos es su juventud, frescor que sirven de base para crear luego los generosos de la denominación de origen. A estas cualidades se suma también el hecho de contar con una chispa de gas carbónico y cierto carácter afrutado. Poco a poco, este tipo de vinos ha ido subiendo posiciones y ya cuentan con un hueco propio en el marco, según expone su presidente, Enrique Garrido, quien recuerda que estos caldos son ya "un producto regulado" en la denominación de origen. "Son los vinos con mayor proyección a pesar de que su consumo es limitado en el tiempo", anota. Aún así, Garrido insiste en la bondad de los caldos de tinaja y asegura que "con medios técnicos pueden aguantar toda un campaña". "La calidad es muy buena ya la proyección que tiene es muy importante", añade.

Organizado por la Asociación Empresarial de Lagares de la Sierra de Montilla, la puesta de largo de los vinos de tinaja de Montilla-Moriles se celebró ayer en Castillo montillano. Un acto que sirvió para que media docena de lagares del marco presentaran sus caldos: Los Raigones, Cañada Navarro, La Primilla, Los Borbones, Lagar Blanco y Lagar de Saavedra. Lo que comparten todos es el uso de una uva buena y de gran calidad, aunque el resultado en el vino es diferente, ya que cada lagar tiene su toque. No en vano, el simple hecho de que un pago se encuentre en una zona y otra ya sirve para que el vino sea diferente o que se utilice una u otra maquinaria.

Quien bien sabe de ello es el presidente de esta asociación, Luis Javier García, quien insiste en que la peculiaridad de estos caldos es su "frescura" y que proceden de "una uva privilegiada y mimada que elegimos nosotros", lo que requiere que se lleve a cabo "un trabajo muy laborioso". También recuerda el lugar donde se planta la vid, una subzona de calidad superior del marco, un emplazamiento que le confiere otro plus de calidad. García señala también que el de tinaja es un vino "de iniciación para todos los públicos" y anota que justo es en el invierno cuando se encuentra en "perfecto estado".

Ángela Jiménez es una de las propietarias del lagar Los Raigones y alude a las características organolépticas del vino de tinaja. "Es afrutado y tiene un toque carbónico propio de la fermentación", describe. Buena conocedora de los caldos, Jiménez hace referencia a la cosecha y asegura que hay sido "muy buena porque la uva ha entrado sana, sin problemas y de buena calidad". A pesar del nexo de unión que comparten todos los caldos -la uva Pedro Ximénez-, insiste en que "cada lagar tiene su toque" a la hora de elaborar sus caldos, lo que confiere a estos vinos otro punto de sutileza a la hora de su consumo.

Para Concepción Jiménez, del lagar La Primilla, el de tinaja es "el vino más divertido que hay" y sostiene esta afirmación al considerar que el caldo "nunca está igual", es decir, que a medida que pasa el tiempo y llega el verano, cambia. "Empieza con mucho gas carbónico y, según pasa el año lo pierde y en cada etapa surge un vino diferente", describe y destaca que en su caso llena tres botellas con el vino que abra en otras tantas épocas del año para comprobar su evolución. Así pasa desde su frescura inicial hasta que llega el verano y "nos encontraron con un vino más hecho".

La presentación de ayer sirvió para promocionar estos caldos, en un acto al que asistieron el delegado de Agricultura, Francisco Zurera, al alcalde de Montilla, Rafael Llamas, y el presidente del marco, Enrique Garrido.