El festival de Cante Grande 'Fosforito' reúne a 1.700 aficionados al flamenco en Puente Genil

La Caseta Municipal de Puente Genil ha sido un año más el escenario del LIX Festival de Cante Grande Fosforito, una de las grandes citas de la Feria Real pontanesa que esta edición ha estado dedicada a Juan Ortega Chacón, una auténtica institución en el ámbito de la cultura local y durante décadas presentador del evento.

En esta ocasión, el festival, conducido por Rocío Hellín, y que ha reunido a 1.700 espectadores, arrancó con una novedad, como fue la actuación, en primer lugar, del bailaor Juan Tomás de la Molía, acompañado de su cuadro flamenco. El gaditano derrochó energía y poderío expresando sentimientos y emociones a través del baile, en un concepto de arte, espacio y movimiento que gustó mucho a los aficionados.

Acto seguido llegó una de las actuaciones más esperadas, la de Pedro el Granaíno, quien acompañado por la guitarra de Patrocinio Hijo, hizo gala de su privilegiada garganta para deleitar al público adentrándose por diferentes cantes, en un viaje emocional de plenitud desgarradora gracias a una voz absolutamente portentosa y cautivadora.

Su paso por las tablas precedió a otro ilustre, Arcángel, una de las voces más reconocidas y prestigiosas del panorama flamenco actual, que encandiló al público pontanés gracias a su voz mística, fina, de raíces y fusiones flamencas repleta de matices. El onubense se metió a los aficionados en el bolsillo desde el comienzo de su actuación, en una conexión singular y poderosa que rozó la excelencia.

Evidentemente, el foco del público local estuvo puesto en uno de sus iconos flamencos, Julián Estrada, quien protagonizó un reencuentro emocionante y mágico con los suyos. Estrada, acompañado por las guitarras de Manolo Silveria y Jesús Zarrías, lo dio todo y el público le agradeció su entrega devolviéndole su cariño en forma de aplausos a un repertorio en el que el cantaor pontanés exhibió una amplia variedad de registros dibujando una actuación sublime.

Por último, el cierre correspondió a Fabiola Pérez La Fabi, una artista que demostró dominar de manera completa los cantes de compás, con un estilo propio, personal e imponente para dejarse el corazón y el alma sobre el escenario en lo que, sin duda, supuso un magnífico broche de oro al festival pontanés, un evento que hizo honor a su condición de referente flamenco en Andalucía.