Las escuchas revelan cómo se planeó cambiar una escritura
Baena
Uno de los imputados propuso alterar una propiedad de un vecino que ya había fallecido
Las escuchas telefónicas ordenadas por el Juzgado de Instrucción número 1 de Baena en el caso de la supuesta trama de facturas falsas apuntan a que uno de los imputados quiso alterar la propiedad de una finca para que un vecino se hiciera con su titularidad.
Según consta en la transcripción de una de las conversaciones ordenadas por el juzgado, a la que ha tenido acceso Efe, uno de los imputados, que trabajaba en la Oficina Municipal del Catastro, parece que ofrece a un vecino la posibilidad de obtener la titularidad de una finca colindante a su propiedad y que no tenía dueño conocido. A pesar del contenido de la conversación, que fue grabada a las 20:32 del 13 de septiembre de 2007, la actuación del titular del juzgado sobre esta cuestión se ha limitado a escuchar la versión del posible implicado.
Un vecino se puso en contacto con el imputado y entablaron una conversación en la que el funcionario le informa de que una fanega de tierra colindante con su propiedad, en las cercanías del paraje El Montesillo, se encontraba en “un sitio magnífico” y que “va a ser urbana”. Tras este comentario, el imputado le pregunta a su interlocutor: “¿Tú quieres que hagamos un contrato privado para que te pongamos a ti como titular de la finca, para que... podamos escriturar?”, a lo que el otro contesta: “a mí me da igual, hombre tú, una cosa que no me acarree a mí problemas”. Acto seguido, el imputado le explica que de lo que se trata es de que “se ponga con un contrato privado, un documento en un folio con escrito (...) de que tú se la has comprado a esta persona”, que está muerta y “no se le puede preguntar nada”, un documento que “se presenta ante el catastro y, una vez que eso, pues a correr”.
El interlocutor le pregunta entonces cuándo se supone que compró la parcela, a lo que el imputado responde que “hace cinco años si tú quieres, o hace seis” y “tú pones que se lo has comprado por 20.000 pesetas”. Cuando esta misma persona le pregunta por el hecho de que no se hubiera escriturado antes, el imputado le dice que “a ti nadie te puede obligar a escriturar” y “lo que yo pacto contigo, aunque sea en una servilleta de limpiarme la boca, tiene validez”. El imputado explica que debe enterarse de alguien que haya fallecido soltero y sin herederos a quien atribuirle la propiedad y la supuesta venta posterior.
En esa misma conversación, el imputado informa a su interlocutor de que toda esta operación debe estar asesorada por un abogado.
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