demografía | análisis del padrón municipal de habitantes

La despoblación en el Norte de Córdoba: "A Fuente la Lancha le quedan 15 años de vida"

  • El 74% de los municipios cordobeses pierde habitantes, sobre todo en Los Pedroches y el Alto Guadiato

  • Fuente la Lancha, Santa Eufemia, El Guijo o Valsequillo han menguado entre un 13 y un 20% en una década

Un grupo de vecinas lanchegas durante la celebración de la Feria del Dulce.

Un grupo de vecinas lanchegas durante la celebración de la Feria del Dulce. / Sánchez Ruiz

"A Fuente la Lancha le quedan 15 años de vida". Quien se expresa con esta contundencia es el alcalde de Fuente la Lancha, José Chaves (PSOE), impávido ante los últimos datos del padrón municipal, publicados hace unos días por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. En la localidad lanchega, aunque suene a tópico al hablar de núcleos pequeños, se conocen todos: son 345 vecinos. Hace una década, en 2007, eran 417 y una década más atrás, 430. Es cierto que el municipio nunca ha sido una gran urbe, pero en apenas 20 años la población se ha reducido en un 19%. Y las perspectivas no son buenas, asume el regidor: en 2017 hubo sólo dos nacimientos, pero se contabilizaron nueve defunciones. "La situación es desastrosa, porque a esta pérdida de población se une el envejecimiento", advierte.

Según sus cálculos, el 60% de los vecinos ronda los 60 años y la juventud, claro está, no quiere quedarse en la localidad de Los Pedroches, la más pequeña de toda la provincia de Córdoba, por falta de oportunidades. En el colegio Santa Catalina hay matriculados 21 años y una decena más se traslada a diario a Hinojosa del Duque para cursar Secundaria o Bachillerato. "Lo que necesitamos es crear empleo, porque en las circunstancias actuales es imposible que estos jóvenes hagan su futuro aquí", reconoce el alcalde con resignación.

A vista de Google Maps, Fuente la Lancha no es más que un puñado de calles enmarañadas en torno a la A-422, la carretera que articula la comarca y la conecta con Hinojosa y Villanueva del Duque, los municipios más cercanos. El mapa señala el Ayuntamiento, una parada de taxis, un Cajasur y la parroquia de Santa Catalina. Porque hace tiempo que ni siquiera hay bares en Fuente la Lancha, un indicativo alarmante de lo que significa la pérdida de población: la vida social se hace en el hogar del pensionista, donde hay una barra, el Pensi, donde los vecinos van a tomar una caña o un café. El resto de los servicios lo componen dos tiendas de comestibles y una panadería, y el pescado llega cada dos días, relata el alcalde.

"Lo único que puede salvar esta situación es que la Junta nos apoye para abrir por fin la residencia de mayores", aspira el primer edil. Herencia de los años de vacas gordas y presupuestos abultados, el Ayuntamiento llegó a invertir más de tres millones de euros de fondos públicos para la construcción de un centro con 42 plazas para mayores. Las obras terminaron en 2011 y desde entonces permanece cerrada, más bien "amurallada", se queja el alcalde. "Han entrado varias veces a robar y la han destrozado", lamenta. Para Fuente la Lancha, la residencia es como uno de esos aeropuertos millonarios en los que no aterrizan aviones o uno de esos palacios de congresos en los que nunca se ha reunido nadie. Con la gravedad de que puede suponer la supervivencia del municipio o su desaparición, apremia el alcalde.

"La inversión que necesitamos rondaría los 400.000 euros para adaptarla a la normativa actual y abrirla, pero la Junta de Andalucía no da respuestas concretas", se queja. Llegó un momento en que el Ayuntamiento dejó de invertir su partida anual de los Planes Provinciales de la Diputación en la infraestructura, consciente ya de las dificultades para obtener los permisos y poder abrirla. Aunque argumenta, con su propio ejemplo personal, que el servicio es necesario: "Mi padre falleció en diciembre. Tiempo atrás buscamos una residencia en la comarca y fue imposible. No había plazas en ninguna, ni en públicas ni en privadas".

Media hora por carreteras secundarias, travesías y dehesas separan Fuente la Lancha de Santa Eufemia, ya en los confines de la provincia, a tiro de piedra de Castilla-La Mancha. Proporcionalmente es la localidad cordobesa que más ha visto menguar su población en las últimas décadas, según las cifras más recientes del padrón. Ahora son 795 vecinos, un 19% menos que en 2007 (eran 982) y un 33% menos que en 1996 (eran 1.185). En dos décadas son 390 personas menos; esto es, tantas como ahora viven en Fuente la Lancha, El Guijo o Conquista, por citar algunas poblaciones de la zona. "La pérdida de población causa mucha inquietud y preocupación no sólo en Santa Eufemia, sino en todo el Valle, porque además los municipios están muy envejecidos", advierte el regidor santaeufemiano, Elías Romero (PSOE). En su Ayuntamiento -sostiene-, están haciendo "todo lo posible" para revertir la situación, pero también en esta localidad hay más defunciones que nacimientos: por cada cuatro bebés, mueren 20 personas al año. Este año celebrarán cinco comuniones.

Y la tendencia no revierte pese a los esfuerzos por impulsar la ganadería y hacer del turismo rural una nueve fuente de ingresos para lograr que los vecinos se queden. Eso sí, en Santa Eufemia, a diferencia de Fuente la Lancha, la residencia de mayores sí es una realidad. La gestiona el propio Ayuntamiento y emplea a una treintena de personas, la mayoría mujeres jóvenes que se quedan a vivir en la localidad, dice el alcalde. El futuro queda en manos de los 50 niños que ahora crecen en la localidad, tantos como empleados tiene el Ayuntamiento. Todos asisten al mismo colegio de Infantil y Primaria, Santa Pedro y Santa Teresa, pero estudian Secundaria en El Viso y Bachillerato en Pozoblanco. Muchos ya no vuelven: ni los que optan por acceder al mercado laboral ni los que se van a la universidad. Y, mientras tanto, en la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación se ofician más funerales que bautizos.

Los datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía son rotundos: el 74% de los municipios de la provincia -56 de 75- ha perdido población en la última década. La falta de oportunidades laborales y educativas en las zonas rurales ha llevado a que, precisamente, sean algunas de las localidades más pequeñas las que más sufran el fenómeno de la despoblación. Y, aunque en Córdoba todavía no haya núcleos deshabitados como ocurre en comarcas de Aragón o Castilla-La Mancha, en algunos ayuntamientos ya han encendido las luces de alerta.

La estadística desvela una despoblación general en las zonas rurales, sobre todo en el Alto Guadiato y Los Pedroches, y un aumento del censo de las ciudades -Córdoba capital, Lucena y Puente Genil como núcleos importantes- y, en general, de los municipios del Valle del Guadalquivir. Prácticamente, todo el eje de Palma del Río a Villa del Río ha crecido en la última década. Los repuntes más significativos se producen en Guadalcázar (el padrón aumenta un 20%), La Victoria (17%), Villafranca (15%) y La Carlota (13%).

Un 13% es prácticamente la población que han perdido El Guijo y Valsequillo en la última década, municipios que ocupan la segunda y tercera posición en el ranking de los menos poblados de Córdoba tras Fuente la Lancha. En El Guijo son ahora 355 habitantes, frente a los 406 de 2007. El alcalde, Jesús Fernández Aperador (CDeI), también le ve las orejas al lobo: "Preparamos varios proyectos a largo plazo para retener la población, pero es imprescindible que nos ayuden otras administraciones".

El esfuerzo municipal en el actual mandato se ha centrado en "adecentar y dotar a la localidad de los servicios mínimos", dice. Y a partir de ahora las inversiones irán destinadas a la creación de suelo industrial con el objetivo de atraer a los emprendedores y a poner en marcha un proyecto turístico de mano de la iniciativa privada en el cortijo de Majadaiglesia, donde el Ayuntamiento está finalizando un museo y un centro de recepción de visitantes. "Es cuestión de un año que se ponga en marcha", anuncia. A Fernández Aperador le preocupa especialmente el cierre de explotaciones ganaderas y el hecho de que no existe relevo generacional: "Los ganaderos se jubilan y los jóvenes no ven facilidades aquí...", dice.

A Valsequillo, a apenas 65 kilómetros, se tarda prácticamente una hora en llegar por carreteras serpenteantes que separan imaginariamente Los Pedroches del Valle del Guadiato. Aquí son 367 habitantes, tres tiendas de ultramarinos, una carnicería y tres bares. En el colegio rural Ágora, compartido con Los Blázquez y La Granjuela, estudian 28 niños valsequillenses. El alcalde, Francisco Rebollo (PSOE), tiene claro los planes de futuro para su municipio: "Hemos apostado por el cultivo del pistachero", dice. Acaban de recoger la primera cosecha en una parcela municipal de siete hectáreas. Apenas han sido 250 kilos de este cotizado fruto seco, pero la previsión es alcanzar el próximo año las dos toneladas. Y, a partir de ahí, no parar de crecer: "El Ayuntamiento dispone de 250 hectáreas y al menos 15 vamos a destinarlas a este cultivo", dice el regidor, consciente de que en esta distinción puede estar el futuro de otro municipio hipotecado por la demografía.

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