'Desaparecidos', el libro de Rafael Espino en el que narra dos décadas de búsqueda de víctimas en las fosas comunes
Memoria Histórica
El presidente de Aremehisa explica que la razón de ser de la obra es "rescatar la verdad para mantener vivo el recuerdo y la dignidad de las víctimas"
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Aguilar de la Frontera/El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (Aremehisa), Rafael Espino Navarro, ha publicado el libro Desaparecidos, en el que narra dos décadas de búsqueda de víctimas en fosas comunes y ha destacado que el objetivo es "rescatar la verdad".
Desaparecidos, el primero de tres volúmenes, es "el resultado de casi dos décadas de dedicación personal" y gracias a esta experiencia cuenta "a través de testimonios personales y detalladas reconstrucciones históricas, la vida de decenas de personas que fueron asesinadas y hechas desaparecer por mano de la dictadura", ha detallado.
"El libro ha salido adelante gracias a cientos de familias que me han abierto los cajones de sus memorias, ofreciéndome su intimidad y sus sentimientos más profundos para que pudiera recopilar datos, fotografías e información de sus desaparecidos", ha explicado Espino.
A partir de ahí ha trabajado "tejiendo y cosiendo los retales de aquí y allá hasta conformar pequeñas biografías que nos hablan de ellos, de sus vidas, sus trabajos, sus sueños, sus miedos, sus muertes y sus desapariciones" ha añadido.
Para él, la razón de ser de la obra "no es otra que rescatar la verdad para mantener vivo el recuerdo y la dignidad de las víctimas, convirtiendo su dolor en un acto de resistencia y justicia histórica".
Sus nombres anónimos "formaron alguna vez parte activa de la sociedad, por eso es necesario contar quiénes fueron y por qué se les hizo desaparecer física y documentalmente. Durante casi dos décadas, y aunque no siempre ha sido posible, ese ha sido el objetivo".
El origen de la obra parte de la propia historia personal del autor, que creció en el seno de una familia "duramente golpeada por el franquismo".
En 2006, Rafael Espino fundó, junto a dos de sus hermanos, la asociación de memoria histórica Aremehisa con el objetivo de encontrar a su abuelo, Antonio Espino Jiménez, asesinado en Aguilar de la Frontera tras el alzamiento militar.
Después de cuatro años de trabajo, en 2010 pudo localizar varios enterramientos clandestinos en el cementerio del pueblo.
De aquellas zanjas rescataron los cuerpos de decenas de vecinos que fueron las primeras personas represaliadas en ser identificadas genéticamente en Andalucía. Entre los cuerpos recuperados, estaba el de Antonio Espino Jiménez.
Desde entonces, Rafael Espino ha mantenido su compromiso con las víctimas y sus familiares, poniendo a su disposición sus investigaciones y "traspasando las fronteras de su pueblo para dirigir y coordinar múltiples intervenciones arqueológicas de búsqueda y exhumación de represaliados a lo largo y ancho de la provincia de Córdoba".
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