Una danza a motor en el cielo

pàlma del río

El Festival de Aeromodelismo Sebastián Almagro alcanza su séptima edición con la presencia de 45 pilotos dispuestos a mostrar sus destrezas

Los aficionados muestran sus naves en la pista del aeródromo palmeño.
Los aficionados muestran sus naves en la pista del aeródromo palmeño. / Reportaje Gráfico: R. Morales
Rafael Morales

24 de septiembre 2017 - 02:34

El aeródromo de la empresa Faasa, en Palma del Río, se ha convertido durante el fin de semana en un espacio donde contemplar el habitual baile de esos pájaros metálicos participantes en el VII Festival de Aeromodelismo Memorial Sebastián Almagro. En las afueras la localidad, un año más, las instalaciones aeronáuticas acogieron ayer la presencia de 45 pilotos dispuestos a mostrar sus destrezas con unas máquinas a escala de aviones reales. Este encuentro de carácter internacional "nació con la idea de fomentar la aviación y ha traspasado las fronteras año tras año", como resaltó el vicepresidente de Faasa e hijo del fundador, Gustavo Almagro. "Esta esta séptima edición cuenta con campeones del mundo, de ahí que el festival tenga el nivel que tiene, sin duda el mejor de España y uno de los mejores de Europa", resaltó.

La expectación de quienes aman este deporte se plasmó desde bien temprano. Como novedad, el Club de Aeromodelismo Palma del Río regaló un avión a escala para los primeros 30 niños que entraron a la zona de asientos habilitada para el público; del mismo modo, los menores de 12 años -acompañados por un adulto con entrada- accedieron gratuitamente a dicha zona. Una manera de incentivar desde la organización el atractivo de esta disciplina, que implica a familias enteras. Por eso, han querido fomentarla entre los pequeños.

Participaron la patrulla de Aeromodelismo del Ejército del Aire o la reputada familia Bishop

Con el hangar de fondo y la torre de control, la pista de 700 metros de largo por 20 metros de ancho fue la rampa de salida a las variadas réplicas que el público pudo observar suspendidas en el aire. Alrededor de 65 modelos, entre los que estaban la Patrulla de Aeromodelismo del Ejército del Aire o la presencia de la familia Bishop -estos últimos son cuatricampeones mundiales de la especialidad de vuelo sincronizado con jet y volaron réplicas del ejército británico-. "Nos vamos consolidando y queremos seguir aprendiendo", apuntó el presidente del club, Manuel Palomero.

Mientras, cerca de los coloridos fuselajes, la mirada de los espectadores queda fijada en maniobras como los giros sobre sí mismos, invertidos y estilos denominados barrena -de cuchillo o plana-. Sin olvidar las imágenes del torque roll, que se producen cuando el aparato queda en posición vertical a la vez que gira sobre su eje longitudinal sin variar de altura. Diferentes movimientos que cortaron el viento y arrancaron los aplausos de los asistentes, tanto locales como foráneos.

A lo largo de estos siete años de exhibiciones, una nutrida gama de microaviones han desfilado por la pasarela de despegue: Across 3D -los idóneos para piruetas-, los jets con turbinas de gas -reales como las de un Boeing- e incluso algunos modelos como el J-3 Clipeed a escala 1/50, es decir, la mitad del tamaño real. Todos ellos necesitan de unas manos que teledirigidamente los hagan funcionar a la perfección a la hora de planear por las nubes. Algunos de esos pilotos han llegado a ser posteriormente profesionales del sector, como es el caso de Raúl Lozano que, tras volar en alguna de las ediciones pasadas, ahora es piloto comercial. Y quien una vez más no faltó a esta cita fue el internacional Martín Pickerin. Un espectáculo aéreo que ha vuelto a congregar en la localidad palmeña a gente de diversa nacionalidad, unida por una misma afición: el aeromodelismo.

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