Alto Guadiato

Obejo saca sus espadas por San Benito

  • La Junta de Andalucía ya ha iniciado los trámites para que esta fiesta, que hunde sus raíces en el siglo XIV, sea reconocida como Bien de Interés Cultural por su carácter único y sus singularidades

Un momento de la 'bachimachía'.

Un momento de la 'bachimachía'. / Salas / Efe

En pleno Valle del Guadiato cordobés, Obejo ha vivido este domingo uno de sus tres días grandes, los que consagra a la tradicional Danza de las Espadas, una fiesta del siglo XIV y que ya ha iniciado los trámites para su reconocimiento cono Bien de Interés Cultural (BIC). La Danza de las Espadas tiene su origen en el siglo XIV y congrega hasta en tres ocasiones –enero, marzo y junio– a miles de personas en el municipio de Obejo para ver en vivo una celebración singular.

Este municipio de 700 habitantes conmemora un pasacalles que puede tener sus orígenes en las batallas que los pueblos bárbaros realizaron en esas tierras siglos atrás. El alboroto comienza temprano en la plaza de la Iglesia, en dirección a la ermita de la localidad, y durante el trayecto se produce la danza, uno de los momentos más esperados por los miles de visitantes que llegan un día como el de ayer a Obejo.

Lo más llamativo del baile es cuando la treintena de danzantes en filas y cruzándose comienzan a saltar moviendo las espadas alrededor de la cruz donde se dice que se apareció San Benito, cerca de donde se asienta la ermita. Luego llega el patatús o momento final, en el que las espadas rodean la cabeza del más veterano simulando que lo ahorcan, en lo que simboliza algo más espiritual, “una especie de resurrección”, ya que al final logra zafarse de la madeja de hierros afilados entre vítores y aplausos.

San Benito, con el manto cubierto de billetes. San Benito, con el manto cubierto de billetes.

San Benito, con el manto cubierto de billetes. / Salas / Efe

Una vez se desprende de las espadas, la cadena que forman los bailarines arranca con el mismo movimiento y se va multiplicando la formación de nuevas marañas de espadas hasta completar un baile de unos tres cuartos de hora. Tras la danza, también llamada bachimachía por ser un baile a caballo entre los movimientos de lucha y pasos más festivos, se reparten buñuelos, que en Obejo son unos una especie de pestiños grandes cubiertos con azúcar. Cuando finaliza el espectáculo se ofician dos misas, una primera, llamada la de los hermanos, y otra posterior, la misa romera, que precede a la procesión de San Benito por el recinto de la ermita.

La danza ahora es una forma de veneración al santo patrón del pueblo, a quien también se cubre con billetes por los exvotos que le hacen los feligreses, oriundos de Obejo que viven repartidos por toda la geografía española pero que hoy se concentran en la ermita de la localidad cordobesa.

La Danza de las Espadas se repite los sábados más cercanos al 17 de enero, día de San Antón, patrón de la parroquia del municipio; al 21 de marzo, cuando se recuerda la muerte de San Benito, y en julio con motivo de la onomástica fijada por la Iglesia como día para venerar a éste ultimo santo, a quien se le atribuye una tradición tan española como la siesta vespertina.

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