Córdoba se dota de un programa provincial para luchar contra el virus del Nilo

Córdoba cuenta ya con un programa provincial contra el virus del Nilo, una iniciativa que ha sido aprobada este miércoles por el Pleno de la Diputación de Córdoba y que supondrá una inversión de 497.800 euros, que se distribuirán entre los 76 municipios cordobeses de menos de 50.000 habitantes (todos menos la capital).

En concreto, cada localidad recibirá una subvención próxima a los 6.500 euros que podrá destinarse a sufragar los gastos del monitoreo, seguimiento y control de larvas y mosquitos adultos, la instalación de trampas, el cartografiado de los puntos de control y focos en vigilancia, la desinsectación, la elaboración de informes o el desarrollo de planes de comunicación y sensibilización específica.

El pasado 1 de abril, la Diputación ya firmó un convenio de colaboración con la unidad de investigación competitiva en zoonosis y enfermedades emergentes (Enzoem) de la Universidad de Córdoba para la financiación de un proyecto de investigación en la provincia denominado para el control de vectores del virus del Nilo.

Este programa se está desarrollando en diferentes entornos de la provincia de Córdoba, abarcando zonas urbanas, periurbanas y rurales, especialmente aquellas identificadas como de mayor riesgo por la presencia de hábitats favorables para la proliferación de mosquitos, como áreas cercanas al río Guadalquivir, humedales y otras zonas propensas a inundaciones.

Todas estas iniciativas, como ha incidido la Diputación, se alinean con las directrices y recomendaciones más actualizadas de los principales organismos de salud, como la OMS y el Ministerio de Sanidad. "Seguir estas recomendaciones nos permitirá avanzar hacia una gestión más eficaz en la lucha contra las enfermedades transmitidas por vectores, especialmente aquellas causadas por artrópodos, como el virus del Nilo Occidental", ha subrayado la institución provincial.

Esta es la clasificación de los municipios de Córdoba

Actualmente, 11 municipios de Córdoba se encuentran en riesgo alto, siendo estos Alcaracejos, Montalbán, Peñarroya-Pueblonuevo, Fernán Núñez, Fuente Obejuna, La Rambla, Lucena, Palma del Río, Puente Genil, Villanueva de Córdoba y Villanueva del Rey.

En riesgo medio están un total de 41 pueblos. Se trata de Adamuz, Aguilar de la Frontera, Almedinilla, Almodóvar del Río, Baena, Benamejí, Bujalance, Cabra, Cañete de las Torres, Carcabuey, Castro del Río, Córdoba capital, El Carpio, Encinas Reales, Espejo, Fuente Carreteros, Fuente Palmera, Fuente-Tojar, Guadalcázar, Hornachuelos, Iznájar, La Carlota, La Guijarrosa, La Granjuela, La Victoria, Luque, Montemayor, Montilla, Montoro, Monturque, Moriles, Nueva Carteya, Obejo, Palenciana, Pedro Abad, Posadas, San Sebastián de los Ballesteros, Santaella, Valenzuela, Villa del Río y Villafranca de Córdoba.

Todos los demás, un total de 25, se encuentran en riesgo bajo, aunque no por ello pueden desentenderse del problema. Este grupo lo forman Añora, Belalcázar, Belmez, Cardeña, Conquista, Doña Mencía, Dos Torres, El Guijo, El Viso, Espiel, Fuente La Lancha, Hinojosa del Duque, Los Blázquez, Pedroche, Pozoblanco, Priego de Córdoba, Rute, Santa Eufemia, Torrecampo, Valsequillo, Villaharta, Villanueva del Duque, Villaralto, Villaviciosa y Zuheros.

La fiebre del Nilo, una enfermedad endémica desde 2003

En España, la fiebre del Nilo Occidental (FNO) se considera endémica desde 2003, con brotes esporádicos en humanos que siguen un patrón de transmisión estacional, con la aparición de los primeros casos en verano y prorrogándose hasta el otoño, con pequeñas variaciones según el clima local.

En 2024, España enfrentó su peor situación hasta la fecha, siendo Andalucía la comunidad autónoma que notificó un mayor número de casos, un total de 87 afectados y una decena de fallecidos. Por tanto, Andalucía destaca por su gran número de casos y la mayor circulación del virus del Nilo Occidental. Todo ello puede estar influenciado porque la comunidad es una de las regiones europeas con mayor diversidad de flora y fauna, y está enclavada entre Europa y África, lo que supone un lugar de tránsito y asentamiento de personas y animales silvestres, especialmente de aves migratorias.

Estas características climáticas y ecológicas la convierten en un territorio sensible al cambio climático y a la introducción y mantenimiento de patógenos transmitidos por vectores con efectos adversos en la salud humana, animal y los ecosistemas.