La construcción del embalse de La Breña II llega a su final
Dragados se centra ahora en el aliviadero y en la corona del embalse, unos trabajos que tendrá listos en apenas un mes · Acuavir prevé que el pantano ya pueda usarse en la próxima campaña de riego



Tres años y medio después de su inicio, la construcción del gigantesco embalse de La Breña II en el corazón de Sierra Morena ha llegado a su final. Hace apenas una semana, Dragados colocó el último metro cúbico de hormigón compactado del cuerpo de presa. Este es un hito en unas obras que debido a su complejo sistema de ejecución no se han detenido ni un sólo día desde que comenzaron el 27 de mayo de 2005: el hormigón compactado, material con el que se ha elevado una presa de 124 metros de altura, tarda unas 10 horas en secarse; si esto ocurre, la siguiente capa de hormigón no se solapa y el embalse se agrieta. El 30 de octubre se puso el último de los 1,5 millones de metros cúbicos de hormigón compactado con los que se ha alimentado esta inmensa mole.
Dragados ha cumplido los plazos, que expiraban este mismo mes. Actualmente, la constructora -adjudicataria del contrato de la empresa pública Acuavir- trabaja en el remate de la presa. Todavía se está completando la construcción del aliviadero y de la corona del embalse. Según ha podido saber El Día, estos trabajos estarán listos en apenas un mes. Entonces, se dará por concluida la primera fase de una obra que ha costado 165 millones de euros. La segunda fase, que es más costosa pero menos espectacular en cuanto a material de construcción, prevé una estación de bombeo capaz de capturar el agua del río Guadalquivir cuando baje crecido y de propulsar el líquido de la presa de nuevo a este cauce durante la época de sequía.
Fuentes del Ministerio de Medio Ambiente -del que depende la empresa pública Acuavir, encargada de los trabajos- han insistido en que está previsto que La Breña II esté en funcionamiento para esta misma campaña de regadío: el verano del año próximo. De hecho, este embalse tiene una ventaja para facilitar su rápida puesta en servicio: La Breña I está a menos de 100 metros de distancia. Actualmente, este pantano construido a principios de los años 30 retiene unos 30 hectómetros cúbicos de agua, una cantidad casi insignificante teniendo en cuenta que La Breña II tendrá capacidad para almacenar un máximo de 869 hectómetros cúbicos. Esta histórica presa abrirá sus compuertas para siempre una vez que se concluyan todos los trabajos en La Breña II y hayan finalizados sus correspondientes planes de seguridad y emergencia. Sus 30 metros cúbicos -que con las lluvias de otoño y primavera se espera que al menos se dupliquen- se trasvasarán de forma automática hasta el nuevo muro de hormigón. A partir de entonces, se iniciará de forma inicial el llenado del vaso de un embalse que tendrá una cola de unos 25 kilómetros y que, cuando esté repleto, su lámina de agua se extenderá sobre una superficie de cerca de 2.000 hectáreas; es decir, un 1% de todo el Parque Natural de la Sierra de Hornachuelos.
De momento y en previsión de esta gran inundación, que no acontecerá al menos en media década a no ser que llueva torrencialmente, Acuavir está limpiando toda la superficie que inundará La Breña II. La vegetación se está trasplantando, se está preparando el futuro suelo del embalse y las construcciones que quedará inundadas se están vaciando y en algunos casos trasladando a cotas superiores. Éste es el caso del embarcadero y el club de pesca que todavía funciona a un kilómetro escaso del cuerpo de La Breña II, que se levanta en el horizonte de una forma gigantesca y casi sobrenatural.
Mientras tanto, y en la recta final de su misión, Dragados ha comenzado a desmontar el material de obra que en estos tres años ha acogido a los centenares de trabajadores que han participado en este monumental proyecto. De momento, la enorme grúa que propulsaba el hormigón desde la central donde se procesaba hasta la presa ha desaparecido del paisaje del embalse. Lo mismo está ocurriendo con la fábrica de hielo que se usaba en verano para evitar que el hormigón compactado se secase antes de la cuenta y con los enormes dumpers que recibían el material para extenderlo sobre la presa.
Ahora, dos grúas del tamaño de un bloque de cuatro plantas de altura -que se ven minúsculas en la inmensidad de La Breña II- culminan la construcción del aliviadero. En el cuerpo de la presa de la Vega del Guadalquivir, pequeños grupos de trabajadores con trajes fluorescentes rellenan los escalones de lado seco del embalse con una cubierta vegetal para evitar el impacto paisajístico.
Cuando esté acabado el aliviadero -del que da vértigo imaginar la cantidad de agua que puede llegar a evacuar- se rematará la corona de la presa con una carretera que lleva tres años y medio cortada y que en meses tendrá una de las vistas más privilegiadas de la provincia: agua a un lado, al otro, la figura difuminada del castillo de Almodóvar.
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