Subbética

¿Cómo puedo ayudar a Ucrania desde Lucena? Las claves de la campaña humanitaria

  • El Centro de Orientación Familiar San Juan Pablo II coordina esta acción benéfica que busca reunir medicamentos, ropa de abrigo para los refugiados y alimentos no perecederos 

Oksana Antoniak, Pedro Arroyo y Oksana Humeniuk

Oksana Antoniak, Pedro Arroyo y Oksana Humeniuk / M. González

Las bombas rusas también retumban inclementes en el corazón y en el alma del medio centenar de ucranianos que residen en Lucena y varias familias que han establecido su hogar en otros puntos de la zona sur de la provincia de Córdoba. El “horror” y la zozobra “terrible” que les reportan sus padres, hermanos, allegados y seres queridos desde Ucrania por la invasión del ejército de Putin han apresurado una movilización humanitaria concentrada en la localidad lucentina y coordinada por el Centro de Orientación Familiar San Juan Pablo II.

La incipiente asociación Moia Ukrayina, expresión que significa Mi Ucrania, con una connotación “suave y dulce, como es nuestra tierra”, apostilla Oksana Antoniak, profesora de canto ucraniana afincada en Lucena desde hace 22 años, solicita urgentemente ropa de abrigo, medicamentos y alimentos no perecederos. Las donaciones recibidas, entre esta semana y la próxima, se trasladarán a la frontera que divide Ucrania y Polonia para socorrer tanto a los refugiados y desplazados, que ya se cuentan por millones, como a los voluntarios y ucranianos que continúan tratando de impedir el avance militar ruso.

“Nuestro país sufre una invasión injustificada que está destruyendo nuestra cultura, ideales y democracia”, clamaba, atenazada por las lágrimas irrefrenables y una rabia emocionada Oksana Humeniuk, presidenta del nuevo colectivo, vecina de Cabra y empleada de una empresa del sector del frío. Junto a la bandera de su país, ha enfatizado una realidad inmensamente sobrecogedora: “nuestros familiares están en constante peligro y los aviones sobrevuelan encima de casa y nos bombardean”. Sólo, ha defendido, “la voluntad de luchar por todo lo que creemos, una Ucrania en paz, europea y democrática, es capaz de enfrentarse al ejército más poderoso y numeroso del mundo”.

El COF, que ha impulsado acciones benéficas similares, coordina esta iniciativa de solidaridad “con el pueblo hermano de Ucrania”, ha introducido Pedro Arroyo, miembro de la dirección de esta organización católica.

En la sede de esta entidad, ubicada en la calle Maristas de Lucena, durante las tardes, de 18:00 a 21:00, salvo el sábado, cuando se elige el tramo matinal, se recibe material de cura para los heridos, como esparadrapos, vendas o betadine; pañales y cereales y leche en polvo indispensables para los niños; mantas, gafas, pilas y sacos de dormir que auxilien a los refugiados y, además, otros medicamentos como analgésicos, antiinflamatorios, paracetamol, nolotil, ibuprofeno o fármacos de anestesia.

En unos nueve días, con la implicación de cofradías, entidades públicas y privadas, centros educativos, instituciones y asociaciones, los promotores de esta Campaña Humanitaria de Ayuda a Ucrania pretenden obtener multitud de donaciones y, transportarlas, cuanto antes, al este de Europa. En principio, asoma la posibilidad de que el Ayuntamiento de Lucena financie el desplazamiento, de miles de kilómetros, con el cargamento del material aglutinado.  Este colectivo de ucranianos mantuvo este miércoles reunión con el alcalde, Juan Pérez, y la edil de Cooperación Internacional, Carmen Gallardo, quienes les expresaron, desde la cercanía y la involucración personal, afecto y apoyo incondicional.

“Esto no tiene fin”, ha lamentado, con el rostro desencajado e invariablemente triste, Oksana Antonyak, quien ha reclamado colaboración que socorra a “los heridos y a los hospitales, la necesitan para las operaciones”. El espanto de artillería y misiles provoca que “estén destruyendo todos los centros principales, nadie pensaba que durara tanto, con muertos, heridos y niños”.

Las madres han recurrido a las zonas rurales con sus hijos mientras los hombres se afanan por proteger la soberanía de Ucrania. Las bombas “caen dentro de casa, en edificios de cinco plantas cerca de la estación”, transmite Humeniuk, “es un horror porque oyes un gran ruido y no te da tiempo de esconderte”. Miembros del COF, este fin de semana, informarán de esta movilización en las eucaristías de los templos lucentinos.

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