Subbética

El comercio de Lucena pide al Ayuntamiento una "comunicación fluida" ante una situación "desesperada"

  • Durante el estado de alarma, solo permanecen abiertos un 5% de los establecimientos

  • Lamentan las decisiones cambiantes, imprevisibles y "caóticas" de las administraciones

Pasaje comercial de Lucena.

Pasaje comercial de Lucena. / M. González

El horizonte que presume el Centro Comercial Abierto de Lucena anticipa un impacto económico y social desastroso producido por la incidencia directa de la alerta sanitaria. Este colectivo local teme que los cierres temporales de las pymes y otros establecimientos de la localidad –únicamente permanecen abiertos un 5%-  culminen en ceses de la actividad absolutos e irremediables.

A las lógicas consecuencias que conlleva un período excepcional de interrupción de las ventas y servicios, agregan, como causas de una coyuntura que el presidente de Eliossana, Antonio Rabasco, califica de “caóticas” las decisiones cambiantes e imprevisibles, “sin un plan claro”, que comunican las administraciones y la exigencia de satisfacer –ahora o más adelante- los distintos tributos.

Rechazan las moratorias planteadas en el cobro los impuestos porque, indican, dentro de unos meses se acumularán los gastos correspondientes a mensualidades que no han generado ingreso alguno.  Expresamente, demandan la eliminación transitoria de las contribuciones fiscales y a la Seguridad social que emanen directamente de sus negocios.

Las dificultades que barrunta Rabasco exceden de los equilibrios financieros de las empresas y amenazan la propia subsistencia cotidiana ya que augura que “muchas personas no van ya a mantenerse, sino a poder comer”.

Otra de las quejas alude a la desatención que perciben por parte de las instituciones públicas, desde las instancias superiores al Ayuntamiento. “Hay una cosa que yo echo de menos”, confiesa Rabasco, “preguntar y escuchar al comercio”. Expone que desearían “una comunicación fluida”, a su juicio, inexistente en la actualidad, y “más constante”. En definitiva, piden, en una tesitura “desesperada”, contemplar y reparar en las propuestas de este sector.

No dudan de que la mayoría de los políticos proceden “con mucha voluntad”, pero insisten en advertir que “el gran problema” patente, desde la declaración del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, “es la incertidumbre” y sentencia Antonio Rabasco que “no sabemos a qué acogernos, cada día las noticias son diferentes”.

Concluye, rotundamente, el representante de los comerciantes lucentinos que “el futuro que se prevé es muy malo, no vemos respuesta de las administraciones y volvemos a ser, en este país, la cenicienta, tanto los autónomos como las pymes”.

Actualmente, este Centro Comercial Abierto, y otros de la comarca y la región, elaboran un plan de choque, focalizado en la recuperación de clientes, y basado en la colaboración, frente a un individualismo “que tiene que romperse”; y la prevalencia de una economía realista y cruzada que entrelaza, por ejemplo, “turismo y comercio” para, así, “rentabilizar al máximo” las diferentes actividades y “ofreciendo un servicio, mejor, de más calidad y mayor seguridad” precisa Rabasco., quien, cerca de las pérdidas que acarreará este desplome económico, concretamente en Lucena, presagia que supondrá unos menoscabos “terribles”, de “miles y miles y miles de euros”.

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