La Cofradía del Caído de Lucena recibe la Medalla de Oro de la Agrupación en su 50 aniversario
Subbética
La hermandad del Jueves Santo lucentino, fundada en 1972, recibe el máximo galardón de la Agrupación durante la Misa del Cofrade
La estación de penitencia que devolverá a las calles de Lucena el próximo Jueves Santo a la Cofradía del Caído de Lucena después de dos años de aciaga pandemia ensamblará, entre los minuciosos y fundamentados símbolos patrimoniales, la Medalla de Oro de la Agrupación de Cofradías.
La hermandad que preside el joven cofrade Ángel del Espino ha recibido el máximo galardón de la institución comandada por Antonio Díaz cuando celebra su quincuagésimo aniversario fundacional.
Al término de la Misa del Cofrade, celebrada este último sábado en la iglesia de Santiago, sede canónica de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Salud, el hermano mayor se convertía en depositario de una distinción que encierra “los frutos que fueron sembrando” los componentes de las sucesivas juntas de gobierno desde el año 1972 y a quienes considera miembros de su propia familia.
En dos breves intervenciones, Ángel del Espino confesaba que “la alegría hoy se multiplica” por contemplar a “parte de ese grupo de amigos que, en 1972, tuvieron la valentía de dar ese paso al frente”. Al observarlos entre los bancos del templo santiaguino, emanaba “el más claro sentimiento de hermandad”.
La tercera y definitiva instauración de esta corporación pasionista data de 1972. A Antonio Medina Orellana, primer hermano mayor, lo acompañaron Manuel Gutiérrez, Manuel Muñoz, Pedro Muñoz, Francisco Muñoz, Agustín Torres y Miguel Pineda. Incardinada en primera instancia en la parroquia de San Mateo Apóstol, durante un breve período de tiempo, y, después de iniciar su primera salida procesional, en 1975, desde la ermita de las Madres Felipenses, posteriormente y, desde 1976, su andadura ha quedado inseparablemente anclada a la parroquia de Santiago Apóstol.
Esta cofradía, al igual que otras hermandades de Lucena, procede de la archicofradía de la Vera Cruz, fundada en 1555 y extinguida en 1930.
Entre una reducida representación de las cofradías locales, Antonio Díaz, presidente de la Agrupación, expresaba que esta Medalla de Oro honra y homenaje "el trabajo realizado por las personas que, durante estos 50 años, han sido parte activa de la cofradía”, tales como “consiliarios, hermanos mayores, juntas de gobierno, camareras, hermanos y devotos”. Díaz incidió en que, en este medio siglo, “han sabido mantener con entusiasmo e ilusión el espíritu con el que nació, adaptándose a los cambios a lo largo del tiempo.
Como hermano mayores de la Cofradía del Caído, la historia enumera, además de a Antonio Medina, a José Jiménez Beato –tristemente fallecido en 2002-, Francisco Muñoz Arjona, Rafael Oliva Hurtado y Ángel del Espino Álvarez.
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