Patrimonio

La casa tradicional de Los Pedroches "desaparece de forma agónica"

  • El historiador Juan Andrés Molinero Merchán retrata en un estudio las transformaciones sociales, arquitectónicas y económicas, desde la Edad Media hasta nuestros días, a través de la vivienda tradicional del Norte de Córdoba

Casas tradicionales de Los Pedroches seguidas.

Casas tradicionales de Los Pedroches seguidas. / El Día

La casa tradicional no es solo una respuesta residencial, sino también de carácter productivo. En las casas era donde se nacía, se procreaba, donde se hacía la vida diaria y también donde se moría. Entender nuestra casa es entender nuestra vida. Es el mejor retrato del ser humano, nuestro mejor espejo: en la casa tradicional estaba todo.

Así le da luz Juan Andrés Molinero Merchán a su último estudio publicado, La Arquitectura Tradicional de Los Pedroches. La Casa-vivienda de Pozoblanco. Doctor por la Universidad de Salamanca, especialista en Historia Moderna e Historia del Arte y dedicado al análisis del patrimonio monumental de la comarca, con un puñado de obras sobre el Castillo de Belalcázar, el convento de las Clarisas o el patrimonio de Villanueva del Duque. Eso que los historiadores del arte denominan “arquitectura culta”, la de los grandes maestros, como Hernán Ruiz y Ochoa, financiada por la nobleza o la Iglesia. Sin embargo, con este nuevo estudio, Juan Andrés Molinero procura “sacar a flote la otra parte, la arquitectura tradicional, la vernácula, desde el rigor científico, con un análisis historiográfico, fuentes documentales y dentro de un marco geográfico”, explica a El Día de Córdoba.

“Obviamente, la arquitectura tradicional no tiene grandes promotores, es la casa en la que vivimos. Tampoco tiene grandes maestros, ni grandes arquitectos, pero las personas que la realizan sí son albañiles, alarifes profesionales, herreros… Y trabajan con la experiencia que le ha dado su padre o su abuelo”. Es una arquitectura que “resuelve muy bien los problemas de la vivienda”, explica Molinero, y que también representa una obra de arte, en sus materiales y en su conformación del espacio, "lo que pasa que no se tiene conciencia de ello”.

Las características de la casa tradicional

A pesar del título de la publicación evoque posibles singularidades de la comarca, el autor advierte: "Yo reivindico la arquitectura de Los Pedroches y destaco sus valores, pero tampoco estoy diciendo que sea una excepcionalidad en el mundo". Arquitectónicamente comparte influencias con la baja Extremadura (Badajoz, Villanueva de La Serena) y Castilla-La Mancha, por sus concomitancias en el entorno.

El estudio arranca en la Edad Media, con los primeros asentamientos que hay en Los Pedroches desde el siglo XV, “quitando las excepcionalidades de Belalcázar, Pedroche y Santa Eufemia, donde la población llega mucho antes”. Se analiza la evolución desde los chozos antiguos a la conformación de las casas tradicionales, y las transformaciones posteriores que sufrirán con la llegada de la industrialización.

Fachada de una casa tradicional de Los Pedroches en la actualidad. Fachada de una casa tradicional de Los Pedroches en la actualidad.

Fachada de una casa tradicional de Los Pedroches en la actualidad. / El Día

La principal cualidad que las caracteriza es que son casas al servicio de la labor agropecuaria, seña de identidad de la economía vallesana. Los corrales, las cuadras y los huertos, en la parte posterior de la vivienda, constituyen una exigencia indispensable para la subsistencia de la familia. “Hoy tenemos una casa más adaptada a la vida actual, con habitaciones para nuestros hijos y despachos, pero en el mundo tradicional no necesitabas eso”, resume Molinero.

Ejemplo de ese carácter funcional, se distinguía el corredor o “vereda” –lo que hoy llamaríamos el pasillo, pero más ancho- que atravesaba la casa desde la fachada hasta el patio y que servía como tramo de paso para el ganado. Los pozos y las pilas de agua en el patio se constituían como un elemento singular y de valor, sustancial para dar de beber y regar. En función de las capacidades económicas, podían ser compartidos entre varias familias.

El gran motor de la casa estaba en la cocina, “desde donde irradia el calor, la estancia donde se encontraba a familia”, añade Molinero. “No eran familias dispersas en habitaciones como ahora, era una habitabilidad concentrada en torno a la hoguera donde se hablaba de los problemas, se contaban los chascarrillos…”.

Ramblilla. Ramblilla.

Ramblilla. / El Día

Molinero también define la vivienda tradicional como “ecológica”, hecha con materiales de la zona (granito y pizarra), y en sintonía con el medio. Sus cubiertas y paredes anchas servían como “una magnífica respuesta a la climatología de Los Pedroches, de mucho contraste térmico entre verano e invierno”.

Los alarifes de los pueblos resuelven estos problemas térmicos sin preparación académica, en base a lo que les enseña la experiencia, descubriendo soluciones prácticas como patios o corredores que produzcan frescor, especies de planta que aporten esa sensación, el grueso de las paredes, etcétera. “El mundo tradicional tiene un aprendizaje empírico muy grande”, concluye Molinero.

Transformaciones a la casa tradicional

A partir del siglo XVIII, y especialmente en el siglo XIX a tenor de las transformaciones económicas, se empieza a modificar la casa tradicional en un proceso continuado que se alarga hasta nuestros días.

“Las transformaciones políticas liberales dan un salto grande, tanto en población como en industria, en sitios como Pozoblanco”, asegura Molinero. “Ese tipo de pequeña burguesía son las clases medias, procuradores o funcionarios que empiezan a tener cierta capacidad económica y quieren casas más modernas”.

Estos cambios alteran la casa tradicional tal y como se entendía e introducen nuevas diferencias como las puertas de aluminio, los cristales o nuevas dependencias como despachos y habitaciones individuales.

En pleno siglo XXI hay fachadas de casas siguen conservando algunos elementos decorativos propios de la arquitectura tradicional de Los Pedroches, como los dinteles de granito, los encalados, o los alfices en las puertas, una herencia hispanomusulmana en casas de Torrecampo, Dos Torres o Pozoblanco.

“Aunque obviamente ya no vamos a vivir en casas del siglo XVI o XVII”, en cierto modo, “el libro es un alegato en favor de esa casa que desaparece ya de forma agónica para que de alguna manera para que se respeten una serie de valores y, en definitiva, que se conozca nuestro pasado”.

Interior de una casa en la actualidad. Interior de una casa en la actualidad.

Interior de una casa en la actualidad. / El Día

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