Miles de personas han participado este sábado en Carcabuey en la segunda y última jornada de toro de cuerda del verano, en honor de la Virgen del Castillo, con astados de la ganadería Madroñiz. Por la mañana ha corrido Potrero y por la tarde ha sido el momento de Jareto. También han recorrido las calles las vaquillas Mimosa y Victoriosa. 

Este año, los mozos han estrenado camisetas y la organización ha incorporado nuevos cajones para mejorar el bienestar de los animales.

Desde tiempos inmemoriales se celebra este festejo taurino, en que se intenta respetar al máximo al animal. Los mozos protagonizan hábiles carreras por las calles de la localidad delante del toro, que se desplaza a su libre albedrío. Únicamente se tira de la cuerda que sujeta la cornamenta cuando hay un peligro inminente de cogida. Miles de personas llegan desde de toda la comarca e incluso desde fuera de Córdoba para ser testigos del espectáculo. 

El festejo está inexorablemente unido a las celebraciones de tipo religioso en honor de la Virgen de la Aurora y de la Virgen del Castillo, de ahí que haya sendas sueltas de toros y vaquillas, una en honor de cada advocación.  

En pos de conservar tan vetusta tradición nació la Asociación del Toro de Cuerda de Carcabuey en abril de 2006, que desde entonces ha promovido toda suerte de iniciativas para la difusión del toro de cuerda.

Las sueltas se realizan en un recorrido dentro del casco urbano de aproximadamente 750 metros y se distinguen dos partes: una con un vallado en su perímetro que ocupa la calle principal del municipio de unos 200 metros procurando así el disfrute sin peligro de los visitante. 

La segunda área serpentea por varias calles en las que los corredores pueden aferrarse a rejas y balcones para zafarse en los momentos de mayor peligro. Este es, sin duda, el circuito ideal para el disfrute tanto de corredores y como de espectadores.