Unesco

La candidatura del paisaje del olivar como Patrimonio Mundial afronta su semana clave

  • El Consejo de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura se reúne esta semana para decidir si remite el expendiente a la Unesco

Paisaje de olivares en Baena desde el castillo de Torreparedones.

Paisaje de olivares en Baena desde el castillo de Torreparedones. / El Día

La candidatura de Paisaje Cultural del Olivar Andaluz a Patrimonio Mundial, en la que participa la provincia de Córdoba, afronta esta semana un paso adelante decisivo. El Consejo de Patrimonio Histórico decidirá en las próximas horas si da el visto bueno al expediente y lo eleva a la Unesco o si, por el contrario, se decanta por alguna de las otras candidaturas en liza. Es un paso importante ya que, como ha confirmado el Ministerio de Cultura y Deportes a el Día, “solo puede seleccionar una para entrar en el nuevo ciclo”.

El Gobierno no aporta detalles sobre cuántas candidaturas analizan los expertos, aunque sí confirma que el expediente impulsado desde Andalucía se analizará. De tener éxito en este paso, deberá presentar el expediente correspondiente antes de febrero de 2022 ante el Centro del Patrimonio Mundial en París. A su vez, la candidatura será evaluada durante todo el año para ser discutida finalmente en la reunión del Comité del Patrimonio Mundial en el año 2023. Es, por tanto, un largo proceso en el que se han de ir superando diversas etapas.

La candidatura del paisaje del olivar, una de las más ambiciosas planteadas hasta el momento en España por la extensión de la superficie que se quiere proteger y por el número de provincias implicadas (Jaén, Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga), ha ido por el momento siguiendo adecuadamente cada una de las etapas.

En diciembre del año pasado, la comisión institucional encargada de la elaboración del expediente ya informó de que estaban finalizando alegaciones y propuestas de mejora que desde el Ministerio habían planteado. La iniciativa ha sido impulsada por la Diputación de Jaén con el apoyo de las instituciones provinciales de Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga, las universidades de estas provincias, organizaciones agrarias y las fundaciones Savia y Guillén. 

La versión actual del expediente se ha reajustado a las orientaciones e indicaciones del Ministerio, con la reformulación de algunos enfoques metodológicos, conceptuales y de identificación de valores universales y con la delimitación de las zonas para la declaración. Asimismo, el expediente refuerza la idea del olivar andaluz como un todo, algo que se subraya con el título de la candidatura, Paisaje Cultural del Olivar Andaluz, e identifica diez grandes zonas de paisaje cultural que ponen de relieve valores excepcionales.

Estos valores se concretan en una serie de expresiones materiales e inmateriales que van desde los tipos de parcelas, las variedades de olivar hasta las muestras arqueológicas y arquitectónicas –villas, puertos romanos, haciendas, cortijos, caserías...–, así como su patrimonio inmaterial, como puede ser la cultura campesina, las tradiciones o los espacios de interpretación, entre otros recursos. 

Las zonas establecidas se han delimitado en función también de la historia de este paisaje. Así, hay cuatro zonas ligadas a la especialización olivarera del siglo XIX - Campiñas de Jaén, el más representativo del paisaje del mar de olivos; la Subbética cordobesa, con los vestigios de la comercialización internacional (con el tren del aceite) y la primera industrialización; Sierra Mágina, donde el olivar se funde con la cultura del agua, y Hacienda de La Laguna-Alto Guadalquivir, vinculado a la primera mitad del siglo XIX.

El olivar de la Ilustración, relativo a los siglos XVIII al XX, está representado por Montoro y su entorno, mientras que la época Moderna, entre los siglos XVI al XVIII, se refleja en las Haciendas de Sevilla y Cádiz. Asimismo, el olivar de la época medieval-islámica está representado por Valle del Lecrín (Granada); el de los siglos XIII y XV, la frontera islámica-cristiana, en el Valle de Segura y el de la época romana, del siglo I al III, con, Astigi-Bajo Genil (Écija). Por último, se incluye la zona de Periana y Álora, en Málaga, como zona de los primeros manejos del cultivo, donde se encuentran olivares monumentales, con técnicas de injertos sobre acebuches silvestres. 

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