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El botijo viajero que sueña con convertirse en emoticono

  • El 'emotijo' intentará entrar en la lista de nuevos dibujos oficiales de Whatsapp para el año 2019

El botijo viajero  que sueña 	con convertirse en emoticono

El botijo viajero que sueña con convertirse en emoticono

Madrid, Cádiz, Venecia, Roma o Ásmterdam. Ha sido un año agitado para el botijo de La Rambla. Los hay quienes esperaban verlo incluido en la lista de nuevos emoticonos oficiales del año 2018 de Unicode Consortium, organización encargada de regular y coordinar la norma por la que se rige el uso de estos iconos, pero al emotijo, como le llaman en la localidad de la Campiña Sur, aún le queda un camino que recorrer hasta que su candidatura se haga oficial en 2019.

Así que el botijo de barro amarillento rambleño aún no se incluye entre los nuevos fichajes de este año, como son las personas pelirrojas, los flamencos o las superheroínas. En total, 157 nuevos emoticonos que estarán disponibles este año, entre los que se incluyen los citados anteriormente y representaciones de personas calvas, personas con pelo a lo afro, personas canosas y varios animales, como el canguro. Además, también entran elementos como una cadena de ADN, el papel higiénico y la lechuga. Las conversaciones online cada vez disponen de un mayor número de recursos para enriquecer la comunicación, y pronto el botijo puede ser uno de los emoticonos que se use, por ejemplo, para indicar que se necesita agua fresca en verano.

Sus viajes se pueden seguir en la red social Instagram a través de fotos únicas

A expensas de la entrega del dosier con información sobre el posible uso del emoticono -único requisito que piden desde Unicode para considerar su candidatura-, el emotijo continúa con su ímpetu viajero que comenzó el año pasado con dos citas clave: el ascenso a la estratosfera y el Camino Mozárabe.

Su primer viaje, gracias al cual surcó los cielos de la provincia, tuvo lugar en junio de 2017 coincidiendo con la 87 edición de la Feria de Alfarería y Cerámica de La Rambla En Barro, cuando la organización envió a la estratosfera un botijo, lo que generó una gran expectación y supuso el pistoletazo de salida para una campaña de difusión que todavía continúa. La ruta siguió en agosto, esta vez a bordo de un vespino comandado por los rambleños José Perote y Ladislao Nieto, que recorrieron el Camino Mozárabe hasta llegar a Santiago de Compostela, donde fueron recibidos por su alcalde, Martiño Noriega. Por el camino, dejaron de rastro un botijo en cada municipio visitado.

Con los mismos protagonistas se espera que este año viaje a Barcelona, cambiando la vespino por un coche modelo Seat 600. En esta ocasión, el destino final es la sede de Seat, donde está previsto que se celebre el cumpleaños de su modelo más emblemático, algo que, sin duda, impulsará la candidatura del botijo como emoticono.

Pero no sólo de actos simbólicos se compone esta campaña, ya que el botijo es el protagonista absoluto de la cuenta de Instagram @elbotijodelarambla. Como si de un célebre influencer se tratara, la obra de artesanía se convierte en el centro de un buen número de fotografías que lo sitúan en paisajes idílicos o icónicos -o ambas cosas al mismo tiempo-. A la manera de un trotamundos, las instantáneas -como se reproduce en las fotografías que acompañan estas líneas- lo sitúan en Venecia, con la isla de San Giorgio Maggiore recortada en un anaranjado y romántico atardecer; frente a un frío canal de Ámsterdam; a las puertas del Congreso de los Diputados en Madrid; vislumbrando el imponente Coliseo romano; a unos metros del baldaquino de Bernini en la basílica de San Pedro, en El Vaticano, o varado en una playa de Algeciras, tal vez a su regreso de la otra orilla del Estrecho. De esta forma, el público puede ser testigo de cómo el emotijo se abre camino en el mundo digital y gana popularidad para obtener un merecido puesto entre la flamenca de Whatsapp y, por qué no, ser tan popular como la caca con ojos, el mono que se tapa las orejas, el rostro de mejillas sonrojadas o la tarta de cumpleaños.

Aunque las aspiraciones del emotijo se centran en acabar siendo usado en las redes sociales, el mismo diseño que votó la población en referéndum quiere probar suerte con la ONCE. Así que si todo llega a buen puerto, 2019 también será el año en el que su imagen ilustre algunos cupones especiales de la organización, por lo que estará asociado a la alegría de los premiados y la ilusión de los nuevos participantes.

La técnica del centro de iniciativas empresariales (CIE) de La Rambla, María Espejo, explica que "la recopilación de la información lleva bastante tiempo, pero esperamos que este verano quede presentada la candidatura". El objetivo, por tanto, es que el año que viene aparezca en la lista definitiva de Unicode. Mientras tanto, sólo queda ver hasta dónde llegará el emotijo con sus viajes, aunque ya se sabe que el destino final es situarse cerca, muy cerca de cada uno, al alcance de un solo clic de los usuarios de redes sociales y convertirse de esta manera en un icono planetario.

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