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Otro bache en las infraestructuras

  • Lejos de sumar nuevas vías rápidas, la provincia asiste al deterioro de las existentes, hasta el punto de que Fomento ha tenido que limitar a 100 kilómetros por hora la velocidad en la A-4

Señal de limitación de velocidad en la Autovía Sur, donde hasta hace unos días se podía circular a 120.

Señal de limitación de velocidad en la Autovía Sur, donde hasta hace unos días se podía circular a 120. / juan ayala

Córdoba. Lejana y sola, como escribía García Lorca en su Canción del jinete. Vale que los versos del inmortal granadino nada tengan que ver con asuntos tan mundanos como las carreteras y las infraestructuras y que incluso puede resultar aberrante recurrir a esta cita, pero algo conecta en mi cabeza cuando pienso en ese Aeropuerto terminado que no recibe aviones o en esas autovías que nunca llegan, como si Córdoba se alejara poco a poco en pleno auge de las comunicaciones. Paradójico.

Y, de vuelta a lo terrenal, al suelo, a las carreteras, ya no es sólo que haya autovías proyectadas que no llegan, sino que las ya existentes se degradan a un ritmo preocupante. Esta semana, el Ministerio de Fomento reducía de 120 a 100 kilómetros por hora la velocidad máxima permitida de la circulación por la A-4 a su paso por la provincia, desde Villa del Río a La Carlota. La versión oficial de la Subdelegación del Gobierno es que la medida se ha adoptado como "precaución" debido al "mal estado" en que se encuentra el firme, sobre todo, como consecuencia de las lluvias de marzo y ante la previsión del elevado número de desplazamientos de motocicletas de gran cilindrada este fin de semana en Andalucía con destino a Jerez de la Frontera, donde se celebra el Gran Premio de Moto GP.

La intención del Gobierno central es "evitar accidentes" debido a la situación en que se encuentra el asfalto, lo que resulta lógico porque la seguridad vial debe ser prioritaria en todo momento. Lo que puede discutirse es el motivo que ha llevado a adoptar esta restricción. Automovilistas Europeos Asociados (AEA), de hecho, censuraba el viernes la "grave irresponsabilidad" de Fomento en el mantenimiento de las carreteras, a cuya "dejadez" achacó la reducción de los límites de circulación. "Esta decisión podría justificarse sin duda como medida paliativa para evitar los accidentes de tráfico, pero no es achacable a las últimas lluvias como justifica el Gobierno", en palabras del presidente de la AEA, Mario Arnaldo.

Y es que el Ministerio, según los datos de la AEA, ha reducido en los últimos años la inversión en su red de carreteras, al pasar de 1.800 millones de euros anuales para mantenimiento a unos 900 millones, prácticamente la mitad. El resultado, por tanto, es lo que ha pasado en Córdoba, y "que no se debe a una causa extraordinaria". El pasado abril, Fomento ya tomó una medida similar en la A-66, entre León y Benavente, también por el mantenimiento deficiente del asfalto.

Los operarios de mantenimiento de carreteras han instalado un total de 80 señales para advertir del estado irregular de la calzada entre los puntos kilométricos 350 y 437 de la autovía que conecta Madrid con Andalucía; esto es, en todo el trazado desde Villa del Río a La Carlota, a lo largo de un trayecto de 87 kilómetros. Las señales de limitación de velocidad a 100 kilómetros por hora son ya también visibles. Y los radares móviles, como han advertido ya numerosos conductores pese a la garantía del Gobierno de que esta medida no tiene tintes recaudatorios.

Y resulta paradójica esta situación. Porque en el año 2009 el Ministerio de Fomento, con el socialista José Blanco al frente, llegó a tener sobre la mesa un documento para la adecuación, reforma y conservación del corredor de Andalucía a su paso por suelo cordobés, con un coste que se estimó en 188,12 millones de euros. La clave era reordenar la A-4, ya que en la comarca del Alto Guadalquivir -entre Córdoba capital y Villa del Río- cuenta con numerosas entradas y salidas y varias limitaciones de velocidad. En dirección a Sevilla, y al margen de la Variante de Córdoba y la Cuesta de los Visos, el trazado presenta varias puntos de riesgo de accidentes, como las curvas a la altura del río Guadajoz o la famosa Cuesta del Espino, un tramo peligroso, muy limitado en cuanto a velocidad y que concentra numerosos siniestros de tráfico.

La propuesta nunca llegó a materializarse y estará cogiendo polvo en alguna estantería del Ministerio de Fomento en Madrid. Tal vez junto al expediente para el desdoble de la N-432. Y en la misma situación que la autovía entre El Carpio y Torredonjimeno, en este caso en algún altillo de la Consejería en Sevilla. De nuevo Lorca: ¡Ay qué camino tan largo!

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