Aremehisa pide al Ayuntamiento de Aguilar un monolito para el alcalde socialista fusilado en 1936

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) ha solicitado al Ayuntamiento de dicho municipio "la colocación de un monolito con el busto del alcalde José María León Jiménez en el emplazamiento del Llano de la Cruz, muy cerca del último domicilio" del que fuera el primer alcalde socialista de la localidad, hasta que fue fusilado por los franquistas en el verano de 1936.

Se trataría, según recoge la solicitud, presentada y firmada por el presidente de Aremehisa, Rafael Espino, de "un acto de reconocimiento y reparación a la figura del único alcalde de esta localidad asesinado ocupando el cargo", como resultado de "la sinrazón y la barbarie".

En concreto, José María León Jiménez fue el primer alcalde socialista de Aguilar de la Frontera, cargo al que accedió "como consecuencia de una moción de desconfianza firmada por su grupo, que consiguió desbancar al autónomo, luego radical, José Jiménez Carretero".

León Jiménez nació el 17 de abril de 1893, "en el seno de una familia campesina" y, "desde muy pequeño, aprendió a leer y escribir, gracias al magisterio de su padre", dedicando su labor profesional al campo, si bien, "muy pronto, se vincula al ideario socialista y se convierte en uno de los líderes más cualificados de la formación".

Junto a él figurarán en Aguilar de la Frontera "nombres muy destacados del obrerismo local, como Mariano Navarro, Antonio Cabezas, Antonio García Márquez y otros", y "esta militancia le lleva a alcanzar un sillón como edil en el año 1920".

Sin embargo, "su ascenso a la primera línea de la política local se produce durante la Dictablanda. Es entonces cuando vuelve a figurar como concejal del Ayuntamiento aguilarense en un Pleno compuesto por los nueve mayores contribuyentes de la localidad y por nueve ex concejales del periodo electoral 1917-1923, grupo en el que se encuentra él".

En 1931, bajo el Gobierno del almirante Aznar, "se produce una interesante votación en la corporación para designar al nuevo alcalde de Aguilar de la Frontera. Dos candidaturas concurren a esta elección, de una parte la del ex maurista José Ladrón de Guevara y Aumente, que representaba a la oligarquía del pueblo; por otra, como cabeza visible de las fuerzas que ansiaban una regeneración de la vida española, José María León Jiménez", quien, "en esta época, ya lidera la Agrupación Socialista aguilarense, de la que era presidente".

El 23 de marzo de 1931 se hace público el programa republicano-socialista para participar en las elecciones municipales del mes siguiente. Tras ellas, "España se levanta republicana" y "la victoria de la colación" en Aguilar "es clara", pues logra "13 asientos (siete los republicanos, seis los socialistas) de los 20 en liza". En los siguientes días se procede a la elección de alcalde y del equipo municipal de gobierno, quedando José María León Jiménez como primer teniente de alcalde.

Después, "en los últimos días de julio, una moción presentada por los concejales socialistas convierte a José Maria León en alcalde, cargo en el que permanecerá hasta su destitución en octubre de 1934", si bien, "en febrero de 1936, tras el paréntesis del bienio radical-cedista en el que gobernaron los radicales y las derechas, José María León es repuesto en la Alcaldía".

El 18 de julio de 1936, tras el levantamiento de los militares insurrectos, el teniente de la Guardia Civil en Aguilar, Sebastián Carmona Pérez de Vera, aseguró al alcalde "la fidelidad de las fuerzas a sus órdenes al Gobierno legítimo de la República", pero "no fue así", ya que "el día 19 la Guardia Civil publicó el bando de guerra, y al día siguiente se incautó del Ayuntamiento".

José Maria León permaneció oculto, hasta que el 25 julio fue detenido. "Estuvo encarcelado en la cárcel de Aguilar de la Frontera hasta el día 2 de agosto de 1936, en que fue fusilado". Sus restos fueron recuperados muchas décadas después en el cementerio de Aguilar de la Frontera por Aremehisa.

En junio de 2012 fue nombrado miembro honorario de la Corporación aguilarense, "junto a los demás compañeros asesinados", y "sus restos mortales, sobre los que se depositó la vara de alcalde, presidieron de manera simbólica el Pleno extraordinario celebrado a tal efecto", y ahora Aremehisa quiere que el Ayuntamiento le dedique un monolito con su busto.