El almacén de muy baja actividad de El Cabril comenzará a operar en mayo
Enresa está a la espera del permiso del Consejo de Seguridad Nuclear para explotar estas instalaciones que acogerán los residuos de acerías y la mayoría del desmantelamiento de las centrales nucleares
33.000
La celda número 29 de El Cabril, la primera de las cuatro que almacenarán residuos de muy baja actividad en el centro de la Sierra Albarrana -Hornachuelos-, comenzará a estar operativa a mediados del próximo mes, según confirmó ayer el director del centro, Carlos Pérez Estévez. "Tan sólo estamos a la espera del permiso de autorización de explotación del Consejo de Seguridad Nuclear para ello", detalló el jefe de la División Técnica de Enresa, José Ramón Armada.
Esta celda número 29 acogerá los residuos llegados de los incidentes en acerías -como los de la gaditana Acerinox o Siderúrgica Sevillana en 1998 y 2001- y la mayoría de los procedentes del desmantelamiento de las centrales nucleares. Se trata de residuos de escasa contaminación radiológica -contienen entre cien y mil veces menos radioactividad que los almacenados en las celdas de media y baja actividad- pero con un gran volumen. Desde Enresa justificaron la construcción del nuevo almacén en que "da respuesta a diversas resoluciones parlamentarias destinadas a que España dispusiera, al igual que otros países, de una instalación específica para este tipo de residuos de forma que no supusiera una pérdida de valor estratégico de las estructuras de almacenamiento disponibles para mayor actividad".
De esta modo, la solución que aporta Enresa a los residuos radiactivos de muy baja actividad es una modificación de diseño del almacén que es tecnológicamente distinta a la de los residuos de baja y media actividad, ya que, debido a las características de estos materiales, las barreras de hormigón son innecesarias. "La capacidad de esta celda número 29 es de entre 33.000 y 35.000 metros cúbicos y estimamos que se podrá llenar en cinco, seis o siete años, dependiendo de cómo funcionen las tecnologías de compactación y reducción de volumen que apliquemos a los residuos", relató Armada. Para ese tratamiento de los restos, Enresa dispone de un edificio tecnológico específico.
La empresa pública acometerá la construcción progresiva de las cuatro celdas que componen el almacén de muy baja actividad, tal y como recordó Armada. Eso supone que la ejecución de la número 30 se efectuará cuando se llene la 29 y así sucesivamente. Desde Enresa también puntualizaron que en el diseño de esta nueva infraestructura se ha previsto una durabilidad y eficacia de las barreras de aislamiento de sus materiales superior a los 60 años, que es el tiempo que se requiere para que la radiactividad de los residuos que acogerá decaiga a niveles del fondo natural.
La instalación para residuos radiactivos de muy baja actividad aportará una capacidad total de unos 130.000 metros cúbicos, "pero la radioactividad total a almacenar es tan pequeña que no ha supuesto la modificación del inventario radiológico autorizado para El Cabril", insistieron desde la empresa pública.
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