El alma del Miguel de Cervantes
El banco de voluntariado involucra a una tercera parte de los jóvenes del instituto para convertirlos en parte fundamental de la vida del centro
Más allá de la formación académica, en el instituto de Educación Secundaria Obligatoria Miguel de Cervantes de Lucena se fomentan el compañerismo y la solidaridad. Sólo así se explica que en el banco de voluntariado, un proyecto pionero en la comarca, participen ya 250 de los 600 estudiantes matriculados en el centro. El programa pretende fomentar la colaboración, el altruismo, la responsabilidad, la solidaridad, la originalidad y las inquietudes del alumnado, según explica su promotor, el coordinador de Convivencia del instituto, Juan Antonio Daza.
Para formar parte de esta bolsa, no se tienen en cuenta ni las notas ni el expediente académico de los jóvenes, "sólo las ganas de participar y de mejorar la vida del instituto", dice Daza. La actividad, que alcanza su tercera edición, propone a los alumnos desarrollarse a través de retos que los acercan más a la posición y a la responsabilidad de un adulto que a la de los adolescentes.
El banco funciona prácticamente de manera autónoma en el centro, con ciertos privilegios -por ejemplo, gracias a sus acreditaciones, los integrantes pueden acceder a todas las instalaciones-, pero también con mucha responsabilidad, ya que son los encargados de darle vida al Miguel de Cervantes y son quienes, de una manera tremendamente organizada, desarrollan actividades como olimpiadas deportivas, grandes obras de teatro, piezas audiovisuales o jornadas de convivencia.
La organización responde a una perfecta estructura jerárquica, con dos secretarios que se encargan de realizar acreditaciones, gestionar permisos, publicitar internamente las actividades y de instruir a los novatos. La última actividad promovida ha sido una olimpiada escolar, que ha enfrentado en los recreos a alumnos y docentes. Como señalan dos de los jefes de los equipos, Fran Mayorgas y Antonio Manuel Ruz, es una "experiencia increíble", pues no sólo conoces e interactúas con más chicos y chicas del colegio, sino que además "te sientes necesario en el instituto, participas en la vida del mismo y creas unos vínculos difíciles de romper".
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