La agricultura del futuro

El almendro se consolida en la Campiña y la Vega y el pistacho empieza a extenderse en el Guadiato

La colza, la quinoa y la espelta llegan a los campos

Un productor muestra un plantón de pistacho. / Reportaje Gráfico: El Día
Ángel Robles

12 de marzo 2017 - 02:32

Del olivar al almendro y del girasol a la colza. Lejos quedaron ya los tiempos en que la tríada mediterránea -aceite, vid y trigo- constituían el pan nuestro de cada día de los agricultores cordobeses. Los mandatos de la Política Agraria Común (PAC), la globalización y el cambio de los hábitos de consumo han tenido como consecuencia la aparición de nuevas inquietudes entre quienes trabajan la tierra, permeables a lo que llega de fuera y a los dictados de lo que se compra en el supermercado. "El almendro y, más recientemente el pistacho son los nuevos referentes", desvela Íñigo Prieto, ingeniero agrónomo que desde la firma Rurápolis ofrece asesoría a quienes quieren introducir cambios en sus fincas para hacerlas más rentables.

La clave es que la demanda del consumo de pistacho y almendra ha aumentado en Europa al mismo ritmo que en Estados Unidos, hasta el punto de que hay déficit: "Por eso el precio es tan interesante para los propietarios", indica. En la actualidad, el kilo de almendra se paga a seis euros al productor, desvela Antonio Sánchez, de Agrosan, una compañía que en el año 2006 se especializó en este frutal. En 2016, en la provincia ya son 688 las hectáreas dedicadas a este cultivo y, en el último trienio, la compañía cordobesa, con vivero en Villafranca de Córdoba, ha plantado alrededor de 1.500 hectáreas de nuevos árboles al año en las provincias de Córdoba, Sevilla, Málaga y también en Extremadura.

"La inversión varía mucho y depende de si es de secano o de regadío", aunque la primera opción puede oscilar entre 1.400 y 2.000 euros la hectárea y la segunda, en torno a los 5.000 euros. Parece una suma muy cuantiosa, pero se recupera pronto: "El almendro es muy precoz. En tres años es productivo y en seis, ya está al 100%", indica el empresario. La flor del almendro colorea ya campos de la Campiña y la Vega, donde "es la única alternativa firme al olivar", anota. Se trata de un árbol poco exigente que se adapta al secano y al riego y que soporta bien las temperaturas que se registran en Córdoba aunque, eso sí, exige que el terreno donde crece no se encharque.

Un cultivo mucho más novedoso es el pistacho. "En la búsqueda de cultivos alternativos en nuestra provincia, dentro del sector de los frutos cáscara, en los últimos años se ha despertado cierto interés por el cultivo del pistacho, que a nivel mundial tiene a Estados Unidos e Irán como principales productores y a nivel nacional se concentra en Ciudad Real y Toledo", explican desde Asaja. Actualmente, en la provincia de Córdoba se estima una superficie de 200 hectáreas plantadas, casi la totalidad en la zona Norte y, más concretamente, en el Valle del Guadiato.

Asaja explica que, desde el punto de vista económico, el pistacho necesita una inversión más alta debido al precio de la planta o del injerto y a las podas iniciales, aunque su mantenimiento anual es menor que el de otros cultivos permanentes y su rentabilidad va en aumento a medida que va alcanzando su madurez productiva, a partir de los 14 años aproximadamente. Necesita mucho frío en invierno y mucho calor en verano, y tiene cierta resistencia a las heladas, de ahí que sea una opción preferente en el Valle del Guadiato, una comarca donde se registran entre 1.300 y 1.500 horas de frío al año, que son las que necesita el pistacho. Por hectárea, pueden crecer unos 250 árboles.

En la finca La Reina, suelen ir un paso por delante y este año dedicarán 120 de sus 600 hectáreas de superficie a la colza, un "sustituto muy interesante del girasol", como lo define uno de sus responsables, José María Cabrera. Su siembra y su recolección son más tempranas, y su rentabiliadad es similar. Este cultivo que ahora está entrando con fuerza en España y en Andalucía es un viejo conocido en Europa, donde es la oleaginosa más cultivada y representa casi el 70% de la producción total de oleaginosas. La Unión Europea (UE), además, es el primer productor mundial de colza, con más del 30%, seguida de Canadá y China. Dentro de la UE destaca Alemania que, junto a Francia, representa más de la mitad de la producción comunitaria; en Córdoba empieza ahora a abrirse paso, casi 25 años después de que un aceite adulterado causara la muerte a miles de españoles. Ha sido difícil luchar contra la imagen de esa tragedia, pero empieza a superarse.

La quinoa, conocida como un superalimento, se cultiva en los Andes desde hace unos 5.000 años, aunque su consumo por nuestras latitudes ha empezado hace poco. Conscientes del empuje que le están dando los gurús de la alimentación saludable, los productores cordobeses no quieren perder este tren, y en La Reina probaron con quinoa ecológica la pasada temporada, si bien los resultados no fueron óptimos y ahora está en stand by, reconoce Cabrera. En otras fincas de la provincia, no obstante, la quinoa en extensivo ya está dando sus frutos desde hace dos años y la localidad de Antequera (Málaga) se ha convertido en el centro de esta alternativa en la región.

También el trigo salvaje, la espelta, empieza a poblar los campos cordobeses por el boom del consumo ecológico. Presente desde hace siete milenios en Iraq, Israel o Turquía, desde un punto de vista nutricional destaca por ser un cereal sumamente rico en proteínas (contiene ocho aminoácidos esenciales), minerales (como el fósforo, hierro y magnesio) y vitaminas, por lo que está ya presente en las mesas más saludables.

La recuperación de las leguminosas y la matalahúva

"La matalahúva ha vuelto de manera muy explosiva a toda la Campiña", destaca uno de los responsables de la finca La Reina, José María Cabrera, ya que "funciona muy bien en casi cualquier suelo y se adapta a nuestras temperaturas". Este año, además, muchos productores parecen recuperar los cultivos de leguminosas como habas o garbanzos, que eran habituales en Córdoba, pero que en la temporada anterior habían desaparecido prácticamente de nuestros campos. Otro cultivo asentado desde hace unos años en la provincia es el aloe vera, en torno al cual ha surgido una auténtica industria auxiliar de cosmética y productos saludables.

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