Tres jornadas antes del día inicialmente previsto para la Romería de Subida, la Virgen de Araceli de Lucena ha retornado, en un traslado silencioso y sin comunicación previa, a la ermita de Aras.

La Patrona de la localidad se ha despedido de la iglesia parroquial de San Mateo después de poco más de dos meses de su aparición, igualmente, aunque con mayor sorpresa e impacto, inesperada y discreta, el pasado Domingo de Resurrección.

La pandemia declarada en marzo del 2020 no ha impedido que la Virgen de Araceli, como reza su himno, visite a los lucentinos en primavera, aunque los trayectos han estado privados de aglomeraciones y concurrencias multitudinarias.

En esta ocasión, a las 05:30 de este jueves, en un vehículo adaptado, la Virgen de Araceli ha partido hacia la Sierra de Aras, acompañada por el vicario episcopal de la Campiña, David Aguilera; el hermano mayor de la cofradía; Rafael Ramírez; y la camarera, Rosa Buendía.

Desde ahora, la Virgen permanecerá en su ermita hasta octubre, cuando, junto a su Niño, serán transportados a Córdoba, donde serán sometidos a una restauración integral durante unos cinco meses, en los talleres de la empresa Regespa.

A partir de las 08:30, el Santuario de Aras ha abierto sus puertas y la Virgen de Araceli, ataviada con el terno adamascado de color rosa, donado por un devoto y estrenado en la Subida de 1998, preside la ermita.

Al contrario que en 2020, durante la primavera de este año 2021, si bien las Fiestas Aracelitanas, oficialmente, quedaban suspendidas, la junta de gobierno de la hermandad mariana ha organizado distintos actos como el pregón coral de varios jóvenes; sendas misas solemnes en el primer domingo de mayo; el ejercicio espiritual de la Novena; el rosario de la Aurora; o el acto de veneración.