Villafranca ya espera al lince

Los cercados de las fincas Navallana y El Cotillo ya están preparados para recibir la suelta de una pareja de felinos adultos, otra de jóvenes y a una tercera de crías mientras se refuerzan las madrigueras conejeras

1. El director del programa de conservación del lince en Andalucía, Miguel Ángel Simón (en primer término) observa parte de la zona elegida para la reintroducción. 2. Unos operarios talan acebuches para reforzar las madrigueras de Navallana. 3. Un trabajador de Medio Ambiente sale del cercado de la finca El Cotillo donde se soltarán linces. 4. El dueño de El Cotillo, José Barazona, conversa con el delegado provincial de Medio Ambiente, Luis Rey, en presencia del director de Gestión del Medio Natural, Javier Madrid.
1. El director del programa de conservación del lince en Andalucía, Miguel Ángel Simón (en primer término) observa parte de la zona elegida para la reintroducción. 2. Unos operarios talan acebuches para reforzar las madrigueras de Navallana. 3. Un trabajador de Medio Ambiente sale del cercado de la finca El Cotillo donde se soltarán linces. 4. El dueño de El Cotillo, José Barazona, conversa con el delegado provincial de Medio Ambiente, Luis Rey, en presencia del director de Gestión del Medio Natural, Javier Madrid.
F. J. Cantador / Villafranca

Alto guadalquivir, 09 de noviembre 2009 - 05:01

Todo está ya casi listo para que el lince ibérico vuelva a campar a sus anchas por la zona del Guadalmellato. Cuando eso ocurra, Córdoba ya no sólo tendrá ejemplares en Cardeña-Montoro, ni será exclusivo de Doñana (Huelva) y Andújar (Jaén), únicos lugares de España donde habita. "Hasta 1984 ó 1985 hubo linces en estas tierras [de Villafranca y Adamuz], pero desaparecieron fundamentalmente por los cepos que se ponían para cazar conejos y por la aparición de enfermedades como la neumonía vírica", sostiene José Barazona, propietario de El Cotillo, una de las dos fincas villafranqueñas donde se reintroducirá el amenazado felino [la otra es Navallana]. "Si todo va bien, esa reintroducción se llevará a cabo antes de la segunda quincena del próximo diciembre", explica el responsable del programa Life de conservación del lince, Miguel Ángel Simón.

Personal de Medio Ambiente trabaja preparando el lugar de manera que el conejo, que supone el 95% de la dieta del gato salvaje, se sienta como si viviera de vacaciones en Marina D,Or. Esa mejora del hábitat redundará luego en un alimento de pata negra para el lince. "Los trabajos que se están llevando a cabo son los de refresco de las madrigueras del conejo. Se realizan talas de acebuche y con las ramas se refuerzan esas madrigueras de manera que, por ejemplo, impida que [a los lepóridos] los ataquen otros predadores, reduciendo la población", resalta el director general de Gestión del Medio Natural, Javier Madrid. Esos otros predadores suelen ser zorros, meloncillos y tejones. Tanto José Barazona como la propietaria de Navallana, María Victoria Martínez, destacan lo positivo de haber firmado convenios con la Junta para acoger al felino. "Lo que está claro es que el lince deja que haya más actividad cinegética en la finca, ya que no permite la presencia de otros predadores que acaben con los conejos y, además, se lleva a cabo un beneficio para la flora y fauna, ya que el personal de Medio Ambiente realiza trabajos de sostenibilidad en la finca", resalta Victoria. Hasta el momento, 19 propietarios de la zona han suscrito esos convenios para permitir la expansión del lince. "Navallana y El Cotillo son el área corazón, pero esperamos que colonicen unas 18.000 hectáreas del Guadalmellato cuando soltemos a los animales de los cercados de mallas de unas cuatro hectáreas de superficie que les hemos levantado hasta que se adapten al medio", relata Simón. Esas hectáreas están repartidas entre fincas como La Ventilla, El Rincón, La Huertezuela, Campillo Alto, Nava del Moro, Rivera...

La mejora del hábitat no sólo se ha traducido en la construcción de esos grandes cercados de mallas (dos en El Cotillo y otro más en Navallana), sino también en la de otras zonas acotadas donde se han introducido majanos y sembrado avena y berza para que sirvan de avituallamiento al conejo. "No debe faltarles ni la comida ni la bebida", indica Rafael Arenas, uno de los técnicos que trabaja en el proceso de reintroducción. El técnico resalta que asimismo se han llevado a cabo desbroces, "sobre todo de jara", para diseñar una zona de matorral y otra de pastos, "ya que si se cierra el monte el conejo tiende a desaparecer". Además, se ha procedido al incremento del número de madrigueras conejeras y se han arrendado los derechos cinegéticos a los particulares.

Los responsables del Life eligieron el Guadalmellato después de realizar un estudio de su población de conejos y de pulsar el sí o no de los vecinos a la iniciativa. "El 90% de la población estaba de acuerdo con la vuelta del lince", insiste Miguel Ángel Simón, quien resalta además que "lo bueno de una zona como ésta del Guadalmellato es que no ha habido que realizar repoblaciones de conejos, al contrario de lo ocurrido en Cardeña o en Doñana. Hay aproximadamente cuatro o cinco ejemplares por hectárea en la zona de reintroducción, aproximadamente tres veces más que en Doñana o en Cardeña". Otra variable importante a la hora de la elección es que el Guadalmellato se ubica a una treintena de kilómetros de los núcleos de población del amenazado felino en Sierra Morena, "distancia que el animal recorre con facilidad una vez adaptado al nuevo medio. La idea es favorecer la conexión entre las poblaciones con el consiguiente aumento del territorio colonizado", sentencia Simón.

Mientras se ultiman los preparativos, los linces permanecen en cuarentena en los centros de cría a la espera del desembarco. Concretamente, se han capturado cinco ejemplares que están siendo sometidos a diferentes análisis sanitarios antes de su suelta. Las previsiones de los responsables del programa Life son las de liberar una pareja de ejemplares adultos y otra pareja de jóvenes, esta última tendrá la función no encomendada de instruir a una tercera pareja de cachorros nacidos en cautividad y de nombres Flora y Fuego. "No obstante, el número final dependerá de cuantos linces nacidos en libertad se puedan capturar en Sierra Morena", precisa Simón. Lo que tiene bastante claro es que para esa reintroducción no se echará mano de hembras territoriales, "sino sólo de ejemplares que aún no hayan colonizado una zona de cría".

Los animales estarán controlados en los cercados por dos cámaras de televisión, "una fórmula que ha demostrado su éxito en el reforzamiento de la población llevado a cabo en Doñana", y los linces estarán radiomarcados mediante un sistema GPS para controlar posteriormente su expansión por esas 18.000 hectáreas del Guadalmellato en el momento en el que se abran las compuertas de los cercados, "que se llevará a cabo en función de si se producen embarazos y del tiempo de aclimatación de los ejemplares".

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