El San José desmelenado de Peñarroya-Pueblonuevo: "Se me fue de las manos y la lié"
Alto Guadiato
José González, un enfoscador de 45 años a quien en el municipio conocen como José 'el loco', le pidió disculpas al párroco tras hacerse las imágenes virales
"Antes de subirme a la carroza solo me tomé un descafeinado, pero soy así, me va la marcha", dice
El San José de la Cabalgata de Peñarroya se desmelena al ritmo de 'Mi gran noche' de Raphael
Se llama José González, tiene 45 años, es enfoscador y el jueves encarnó a San José en la cabalgata de Reyes Magos de Peñarroya-Pueblonuevo. No era la primera vez que se subía en la carroza junto a Susana, su mujer, como la Virgen María, aunque lo que ocurrió esta vez fue muy diferente: San José terminó desmelenado, saltando sobre la carroza y zarandeando al Niño Jesús -un muñeco- al ritmo de Mi gran noche de Raphael, unas imágenes que se han hecho virales y que han llevado a José a conocer los sinsabores de las redes sociales y del mundo digital.
"Es que aquí todo el mundo me conoce como José el loco porque saben cómo soy. Que me va la marcha", asume al otro lado del teléfono en conversación con El Día este profesional de la construcción que por los acontecimientos del jueves, sin quererlo, vivió los diez minutos de fama que, dicen, todos tenemos reservados.
"Se me fue de las manos y la lié. Cuando llegué a casa después de la Cabalgata, tenía más de cien whatsapp en el móvil. ¿Pero qué ha pasado?, me dije. Las redes estaban revolucionadas y decían barbaridades. Así que el viernes llamé al párroco muy preocupado para pedirle disculpas por si lo había ofendido", cuenta.
Don Agustín, sacerdote del Salvador, le dijo que le quitara hierro al asunto, que no había nada que perdonar porque solo había saltado y cantado, cuenta José, quien insiste en que su intención en ningún momento "fue ofender a nadie".
San José, José González, José el loco, que es costalero del Cautivo, padre de dos niños de 12 y 16 años que también salieron en la Cabalgata y marido real de la Virgen María -Susana-, confía en que el ruido se pase pronto. Y, después de esta experiencia, desconoce si el próximo año volverá a estar en la carroza: "Hay quien dice que me deberían poner una para mí solo", se ríe. Y aclara: "Antes de subirme solo me tomé un descafeinado, nada más, pero soy así".
La Cabalgata partió de Peñarroya y llegó a Pueblonuevo, atravesando la avenida José Simón de Lillo a los sones que marcaba la Banda de Música de Peñarroya-Pueblonuevo, que había preparado un repertorio especialmente festivo para la ocasión. Sonaron el Resistiré del Dúo Dinámico, los peces en el río, el caballo camina pa'lante y el caballo camina pa'trás o el Chichiguaguagua, como recuerda Ismael, el presidente de la agrupación. "Íbamos detrás de José y sabíamos que se podía liar", confiesa con una sonrisa maliciosa. Porque todos conocían la tendencia festiva de este San José al escuchar unas palmas, y los 80 niños que componen la banda, con sus clarinetes y sus flautas, se volcaron como nunca para ofrecer un concierto memorable por las calles peñarriblenses.
Conforme avanzaba la comitiva y los caramelos caían, el público se animaba. Los gritos de "¡que bote José!" empezaron a resonar con más fuerza por las calles de Peñarroya y a la llegada a la plaza de Santa Bárbara se produjo una especie de comunión colectiva cuando empezaron a sonar las primeras notas de Mi gran noche.
Con Raphael, José ya no pudo parar y se vino arriba aupado por su público: entre bote y bote cogió al vuelo a la Virgen María -que también botó-, se quitó la peluca -era el primer año que la llevaba y "picaba", confiesa- y la agitó en el aire y, por último, zarandeó al Niño Jesús mientras el público gritaba su nombre y lo aclamaba. El párroco dice que no hay pecado que perdonar, y el resto del mundo ha sonreído durante unos minutos al paso de una Cabalgata que, fuera de tópicos, sí fue mágica.
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