La localidad de Rute se reconciliará con su pasado y con su patrimonio natural. Este es, al menos, el objetivo de un nuevo proyecto urbanístico que mejorará la primera impresión que muchos turistas se llevan de su visita al municipio de la Subbética, pues el Ayuntamiento construirá un gran mirador en la calle Blas Infante inspirado en la arquitectura nazarí. El proyecto, redactado por el ingeniero José Ángel Alcalá Cabrera y que ya ha salido a licitación pública, supondrá una inversión de 147.000 euros. El plazo de ejecución es de cuatro meses.

Considerado el pueblo más conocido para hacer turismo de toda la provincia por sus museos especializados en la gastronomía de la Navidad, Rute es además la única localidad cordobesa que cuenta con el sello de Municipio Turístico de Andalucía, concedido por la Junta. El espacio en el que ahora intervendrá el Ayuntamiento se considera un "punto crítico", ya que confluyen las calles Blas Infante (el tramo urbano de la carretera A-331) y la calle Duquesa, que conecta el borde con el centro, más concretamente con el parque Nuestra Señora del Carmen, donde se ubica la oficina de turismo.

Justo al lado, además, existe un lugar de aparcamiento que utilizan los autobuses turísticos, de ahí la necesidad de mejorar este "espacio urbano vivo y con gran actividad". La idea es ambiciosa. Consiste en levantar un gran pórtico que invita a traspasarlo para asomarse al amplio paisaje que se observa, un lugar privilegiado de las Sierras Subbéticas. ¿Y por qué esta solución arquitectónica?

"La historia del municipio nace en Rute el Viejo, una fortaleza coetánea a la formación del reino nazarí de Granada, como estructura defensiva del territorio. Posteriormente conquistada por los cristianos, reconquistada por los musulmanes y finalmente de nuevo a manos de los cristianos, esta fortaleza ha sufrido el peso de la historia, hasta el punto de quedar alejada de la nueva formación del núcleo urbano, que tiene lugar en 1435", relata el autor del proyecto.

Alcalá Cabrera se propone ahora "recuperar el pasado de Rute mediante el mirador", que precisamente se inspira en la arquitectura nazarí por su interés en "relacionar los espacios interiores con el paisaje". "El espacio interior que genera el pórtico funciona como lugar íntimo, en el que el ciudadano se encuentra habitando el borde, con un único punto de vista, el que permite observar el paisaje", expone. Y aclara: "No es pretensión de la nueva arquitectura imitar la antigua, sino responder a la pregunta planteada de la misma forma en que lo habría hecho la cultura a la que quiere remitir".

Por esta razón, incluirá materiales y técnicas constructivas actuales. El gran pórtico, a la manera del acceso a un zaguán urbano, se convierte en sus extremos en jardineras con asientos, en lo que supone "un gesto de continuidad que da volumen, entidad y estética al borde". El pórtico en sí se compondrá de dos muros de hormigón laterales, totalmente ciegos, que enfocan la mirada hacia las vistas. Y, finalmente, un conjunto de pilares de acero limitarán los vanos del espacio.