Subbética

Posible pinchazo a cuatro chicas de 19 años en la feria de Lucena: qué se sabe del caso

  • La Policía ha abierto una investigación y ha habido cacheos, pero no se han producido detenciones

  • Solo una de las cuatro afectadas ha presentado formalmente una denuncia

Policías locales de Lucena.

Policías locales de Lucena.

La Policía Nacional investiga varios posibles intentos de sumisión química a mujeres jóvenes mediante pinchazos durante la celebración de la Feria de San Francisco en Lucena. Los hechos se habrían producido durante la madrugada del sábado al domingo en el interior de la caseta joven.

De acuerdo al atestado de la Policía Local, en torno a las 04:30 un grupo de cuatro jóvenes de 19 años salió del recinto y advirtió a la Policía de que habían recibido un pinchazo en el brazo; de inmediato, Cruz Roja envió una ambulancia.

Con ayuda de la seguridad privada del recinto, los agentes accedieron a la caseta, donde procedieron a cachear a tres personas que habían sido señaladas por algunos de los presentes como responsables del supuesto pinchazo, sin encontrar nada, por lo que no se practicaron detenciones.

Tras esperar unos minutos a tranquilizarse en el exterior sin desarrollar síntomas compatibles con una posible sumisión química –tal y como recoge el parte policial–, las jóvenes fueron trasladadas al centro de salud. Las fuentes consultadas aseguran que en el ambulario no se les llegaron a realizar analíticas y que las cuatro afectadas se encuentran en buen estado de salud.

La familia de una de ellas ha presentado una denuncia ante la Policía Nacional, que no ha querido abordar el asunto con los medios de comunicación por la delicadeza de los hechos. Hasta el momento, no se han practicado detenciones, según ha podido saber este periódico. 

Aumentan las denuncias en el ocio nocturno

Las denuncias por ataques con jeringuilla en las zonas de ocio nocturno a mujeres han repuntado en los últimos días. Lo que se conoce como sumisión química es un proceso de administración sin consentimiento de sustancias psicoactivas para anular la voluntad de la persona con el objetivo de abusar de ella. Sobre todo, están siendo mujeres las víctimas de estas agresiones.

En la comunidad andaluza, este tipo de episodios se está dando sobre todo en la zona de costa, cuyos hospitales concentran el mayor volumen de atenciones por agresiones sexuales. Hospitales como el Clínico de Málaga han atendido en torno a 12 agresiones sexuales a mujeres desde enero hasta junio, de las que la mitad, según publica el periódico Málaga Hoy, eran con sumisión química.

“Estas víctimas tenían entre 20 y 45 años. Ocho eran españolas y el resto extranjeras. Además, en ese periodo el hospital ha atendido a otros cuatro pacientes que también han sufrido sumisión química, generalmente para robarles.

Éxtasis líquido en bares de copas

Por otra parte, la Policía Nacional sí detectó en Sevilla a finales del año pasado la distribución en algunos bares de copas del centro de la ciudad de GHB, una sustancia que se encuentra de forma natural en el propio organismo humano y que fue secuenciada por Henri Laborit por primera vez en 1960. La Organización de Naciones Unidas (ONU) ya alertó sobre ella en 2010 como una droga que facilitaba las violaciones al “debilitar la resistencia de las víctimas”, e indicaba la falta de control sobre la misma y la relativa facilidad para adquirirla.

Se le conoce también como éxtasis líquido o, si se recurre a la jerga, como gina, chorri o simplemente G. Pero a diferencia del éxtasis, el GHB es un potente depresor del sistema nervioso central y sus efectos poco tienen que ver con él. Su consumo puede provocar la pérdida de consciencia y puede hacer que el consumidor se desmaye. Por eso se dice de esta sustancia que es la droga de las violaciones.

Todo surgió a raíz del refuerzo de la vigilancia en las zonas de copas del casco histórico, sobre todo por el incremento del consumo de marihuana. En estos registros e inspecciones, llevadas a cabo por el Grupo Operativo de Respuesta del distrito Centro, los agentes encontraron en dos ocasiones una sustancia líquida camuflada en botes que iban cerrados con cuentagotas.

En uno de los casos fue un camarero el que se dio cuenta de que una persona vertía unas gotas de este producto en las bebidas de los clientes y llamó a la Policía. Los agentes llevaron los botes incautados a la Policía Científica, que analizó el contenido en su laboratorio químico.

Uno de ellos contenía GHB y el otro GBL (gamma butiro lactoma), que es un precuros del GHB. De hecho, el ser humano transforma el GBL en GHB, por lo que provoca idénticos efectos. Ambas sustancias están catalogadas por el Plan Nacional sobre Drogas, que las relaciona directamente con las agresiones sexuales inducidas por los estupefacientes.

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