Campiña Sur

Pepe Habichuela, nuevo embajador de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla

Pepe Habichuela, en el centro, tras ser nombrado embajador de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla.

Pepe Habichuela, en el centro, tras ser nombrado embajador de la Cofradía de la Viña y el Vino de Montilla. / El Día

El vino y el flamenco de Montilla suman a su larga lista de embajadores a José Antonio Carmona Carmona, Pepe Habichuela, que ha estado este sábado en la localidad para formalizar su entrada en la Cofradía de la Viña y el Vino en un acto que se celebró en el Castillo del Gran Capitán como homenaje al veterano guitarrista granadino.

A las puertas de cumplir 80 años y acompañado por su hijo Josemi Carmona, Habichuela derrochó el arte de su guitarra y la sencillez de su forma de ser. Primero en la sede la Peña Flamenca El Lucero, compartiendo recuerdos y anécdotas con buenos aficionados al flamenco de la ciudad, y a continuación en su bienvenida a la cofradía vinícola, en un recorrido que hizo junto al alcalde de Montilla, Rafael Llamas (PSOE).

Correspondió a Carmen Calvo, Señora del Pago de la Cañada del Madroño en la Cofradía de la Viña y el Vino y actual presidenta del Consejo de Estado, glosar los motivos para hacer embajador de honor a Pepe Habichuela. En su defensa, Calvo expuso numerosas razones, tras una afirmación inicial: “Los vinos y el flamenco son un apeadero para poder sobrellevar la vida”. Y desde ahí, remarcó “la inocencia” que retiene “este centauro, mitad hombre, mitad guitarra”, que aporta a la música, y al flamenco, “orden, profundidad, técnica e innovación”.

Al recibir el apoyo unánime del resto de cofrades, Habichuela encaró con buen humor el protocolario juramento de acceso a la cofradía, que suma así un nuevo evento de proyección para Montilla como respuesta a ese compromiso adquirido la pasada vendimia al aceptar el nombramiento de capataz de la fiesta.

El alcalde de Montilla, por su parte, agradeció la propuesta de hacer embajador de esta tierra a “la historia viva del flamenco vinculado a la guitarra, cuya presencia en Montilla la tomamos como un regalo, sobre todo con esta oportunidad que se nos brinda de unir nuestro municipio a una figura que ha llevado el flamenco y el arte de Andalucía por todo el mundo con ese carácter tan personal que le han dado la saga de los Habichuela”.

Y para el final, la noche se reservaba la magia. El Pele, también cofrade y defensor de los vinos Montilla-Moriles, retó con catavinos en mano al maestro Habichuela a que lo acompañara en una soleá que hizo contener la respiración entre los asistentes. Y justo ahí se hizo mucho más grande la frase anterior, “los vinos y el flamenco son un apeadero…”.

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