La PAC: del papel al campo
agricultura Consideraciones acerca de la nueva propuesta del comisario Dacian Ciolos
La actual propuesta de la CE para el periodo 2014-2020 es un duro golpe a la agricultura cordobesa · Las organizaciones agrarias confían en las negociaciones · El medio ambiente y la gestión del desarrollo rural es clave
El campo andaluz se juega la vida con el nuevo diseño de la Política Agraria Común (PAC), aunque los malos augurios que se deducen de la propuesta del comisario rumano Dacian Ciolos se edifican sobre unos cimientos que se deben negociar con el convencimiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor cuando se habla de ayudas agrarias. Siempre ocurre lo mismo: en 2003, con las asignaciones del denominado chequeo médico de la política agraria se temió lo peor y el golpe final, aunque duro, no fue tan fuerte. Y es que la gente del campo ya tiene interiorizado que las ayudas van a menos de forma inevitable. Es cierto que la propuesta, tal y como está planteada a día de hoy, supondría un grave retroceso para el mundo rural cordobés, pero las organizaciones agrarias y el Gobierno confían en que los principales ejes del texto se puedan modificar, porque no tienen sentido determinados planteamientos que van contra la producción y el mercado en un momento de crisis en el que precisamente lo que debería primar es la capacidad de producir alimentos de calidad y con garantías, algo en lo que Andalucía está a la cabeza de Europa por las exigencias administrativas que existen en la región y, por ende, en toda España. La PAC tiene unos entresijos complicados que incluso a los agricultores más avezados les cuesta digerir. La única verdad, a día de hoy, reside en que nada está cerrado en el proceso de la propuesta de Ciolos y hay posibilidades de mejorar el documento, aunque las premisas de la propuesta hagan pensar que la nueva PAC será una verdadera revolución que no tiene en cuenta ni la diversidad, ni las múltiples variantes que se dan en las agriculturas cordobesa y andaluza. La nueva PAC termina con los pagos por derechos históricos, aboga por una agricultura más verde y quiere introducir elementos de fijación de población al territorio. La PAC está sobre el papel, que es muy sufrido, y el texto puede resultar idílico. Otra cosa son las realidades y las variantes del mundo agrario.
FATALISMO
La propuesta de PAC presentada por Dacian Ciolos es la que regirá los destinos del campo en el periodo de referencia 2014-2020. Las organizaciones agrarias entienden que el campo cordobés podría perder en torno al 50% de las ayudas que actualmente se perciben, cifradas en más de 300 millones de euros ligados al pago único, fijado sobre la producción del histórico de los años comprendidos en la mayoría de los casos entre 1999 y 2003. Esta premisa se fijó en el denominado chequeo médico de la PAC y se entendió que los agricultores y ganaderos percibirían sus ayudas en función de sus producciones de estos periodos de referencia y ésta es el arma de doble filo de la actual propuesta de reforma. Si se eliminan estas referencias, la agricultura cordobesa perdería mucho por su perfil productivo. ¿Por qué? Muy sencillo. Un olivarero cordobés con una explotación media de carácter familiar que se esforzara al máximo en los citados años de referencia tiene una asignación elevada que perderá en buena parte si prospera esta propuesta. La organizaciones agrarias aluden precisamente a que esto es lo que se debería evitar, pues estas explotaciones son las que de verdad hacen viable la agricultura en Córdoba. "Los olivareros cordobeses perciben una subvención muy elevada porque tuvieron las mejores producciones en el periodo de referencia y eso es lo que se debería potenciar", explica aEl Díael secretario provincial de COAG, Francisco Garrido.
Esta circunstancia hace que las ayudas por hectárea de olivar de algunos agricultores de la Subbética, donde las pendientes son de más del 15% y la recolección es muy complicada, perciban entre 800 y 1.000 por hectárea de cultivo, algo que no se da en ningún país de la Unión Europea. Si se cambia el criterio y se pierde la referencia de producción histórica, estos agricultores perderán la mitad de las ayudas porque la intención de la nueva PAC es fijar una especie de tasa o tarifa plana cuyos límites están por definir, pero que en ningún caso irán ligados a las elevadas producciones andaluzas, por eso nos perjudica. "Si se quitan estos derechos históricos muchas familias, que arañaban ayudas gracias a su trabajo cotidiano lo van a pasar mal", señala Garrido.
LOS NUEVOS CRITERIOS
Si a los mismos a los que ahora se premia su elevada capacidad de producir y su competitividad en la explotación agraria se les reduce la ayuda, se corre el riesgo de incrementar lo que precisamente se quiere evitar, que es el abandono del campo. La nueva PAC prevista para el periodo 2014-2020 prevé un diseño paralelo dedicado a la fijación de población rural, de cuidado del medio ambiente, de acciones destinadas a aflorar emprendedores en el mundo rural. Pero todo esto está sobre el papel, la realidad es otra bien distinta, sobre todo en un periodo de crisis como el actual. "Hay que apoyar la agricultura y la ganadería productivas y con precios que superen ampliamente los costes de producción, de lo contrario Europa tendrá un problema", señala el secretario provincial de UPA, Miguel Cobos. Al igual que él, Garrido defiende que es necesario conservar el medio ambiente, pero advierte que hay que blindarse contra lo que denomina como "falso ecologismo".
Ambos coinciden en que la Agricultura no puede convertirse en terreno abonado para crear eriales yermos. Si la producción deja de primarse y la ayuda sigue siendo la misma tanto si se genera riqueza como si no, se darán movimientos especulativos de personas ajenas al campo que adquirirán fincas de mala calidad "en las que meterán cuatro vacas", según explica Garrido, sólo para percibir las subvenciones. Y es que la nueva PAC quiere reservar hasta un 30% de los pagos a las explotaciones que sean respetuosas con el medio ambiente, con cultivos variados y a ser posible ecológicos y donde se respeten elementos de patrimonio rural y paisajístico. Los expertos consultados por El Día coinciden en que esto puede generar una dinámica en la línea de lo apuntado por Garrido. Es decir, un señor puede arrendar una finca, contar con una cabaña reducida y plantar un pequeño huerto y cobrar una buena bolsa de subvención. Todo ello con una producción inviable, sólo sostenible desde el punto de vista de la especulación. Al final, lo dicho. Sobre el papel se ve bien pero la realidad, en agriculturas y ganaderías como la cordobesa es muy distinta. Así, llegado el caso, se podría favorecer lo mismo a olivares marginales casi comidos de monte que a aquellos que generan mayor riqueza. Es el contrasentido.
RELEVO GENERACIONAL
La nueva PAC pretende, otra vez sobre el papel, el relevo generacional, pero éste se complica desde la perspectiva del campo cordobés. Si no se potencia la producción, será muy difícil hacer atractiva la actividad, aunque la nueva PAC contempla ayudas de hasta 100.000 euros a jóvenes emprendedores rurales. El problema reside en que el acceso a la tierra de éstos será complicado, pues quienes tengan en su poder las explotaciones, aunque estén jubilados o vivan en Madrid, por ejemplo, no van a querer desvincularse de ningún modo de sus fincas, ya que siguen percibiendo rentas sin producir según los nuevos criterios. Aparte, la excesiva burocracia y las altas exigencias de seguridad alimentaria hacen poco atractiva la aventura empresarial en el campo. También sobre el papel, la nueva PAC contempla la reducción del papeleo y la intervención en los mercados y los precios de forma directa, pero eso, según COAG y UPA, habrá que verlo y, en cualquier caso, no será algo inmediato.
DIVERSIDAD VERSUS HOMOGENEIDAD
Córdoba tiene una diversidad agraria tal que en una misma comarca, en la Campiña Sur, por ejemplo, hay regadíos en pequeñas propiedades, véase Genil-Cabra, y extensas fincas de cereal. En la Campiña Este, los grandes olivares se alternan con campos cereal y viñedos, y en Los Pedroches, la agricultura cerealista alterna con dehesas de vacuno y ovino extensivo mezclados con un potente sector lácteo, paradigma de la intensividad y la estabulación ganadera. Hay que sumar además los naranjales de Palma y las fincas de explotación mixta de recursos forestales y ganaderos del Norte de la provincia. Todo esto hace que igualar esta tremenda diversidad sea sumamente difícil y que aplicar una tasa plana como pretende la propuesta de UE sea un disparate, según valoran las organizaciones agrarias. La nueva política agraria contempla la riqueza que genera el regadío, pero no cuenta con los elevados costes de producción que soporta. En el apartado del sector lechero tampoco se tiene en cuenta que los vaqueros del Norte de Los Pedroches han invertido millones de euros en la cuota láctea y ésta se va a suprimir en 2015. "Algunos se han hipotecado por 20 años para comprar cupos y ahora ven que se van a eliminar; se echa en falta más coordinación, más previsión. Es injusto", señala Francisco Garrido, de COAG.
GUERRA DE REGIONES
Si hablamos de diversidad, se debe tener en cuenta el valor medio de los derechos que percibe cada comunidad autónoma española y así se evidencia lo que tiene que perder cada territorio del país. Andalucía, después de Murcia, es la región con más ingresos por hectárea: 413 euros. Mientras, los agricultores cordobeses reciben una media de 375 euros, una cantidad que está por encima también del resto de comunidades autónomas, ya que Valencia es la tercera, con 357 euros. La eliminación de estos derechos supondría arrasar con estos ingresos y reduciría a la mitad, según cuantifican las organizaciones agrarias, esta media, sobre todo porque la principal merma se cargaría al olivar. De los 340 millones de euros que ha recibido Córdoba en la última anualidad, algo menos de la mitad pertenecían a este cultivo, lo que da una idea lo que supondría retirar el pago único a sus propietarios. Sería un palo muy duro para municipios como Córdoba, Baena, Priego, Cabra, Lucena, Castro del Río, Montoro o Montilla, donde hay una elevada dependencia de este cultivo y donde reside buena parte de los 45.500 perceptores de ayudas que hay en todo el territorio provincial.
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