Los servicios técnicos internos han cuantificado en 1,6 millones la rehabilitación integral del cementerio Nuestra Señora de Araceli de Lucena. Este coste difícil de asumir dilatará su materialización varios años, incluso sucesivos mandatos corporativos, y el Ayuntamiento sí acometerá, en un tiempo inmediato, la reparación provisional y puntual de algunos sectores más comprometidos por las anegaciones.

Este camposanto data de 1871 y, desde entonces, nunca ha sido sometido a una remodelación completa y estructural. La intervención pretendida, de sobresaliente dimensión, comporta una prioridad para el Ayuntamiento y para el propio concejal de Obras y Urbanismo, César del Espino (PSOE). En la última sesión plenaria, celebrada este martes, ante una pregunta de Izquierda Unida, formulada el pasado mes de marzo, el edil socialista recalcaba que la obra adquiere “un interés general para la ciudad” por su trascendencia en el futuro y la historia que precede al cementerio.

Un cálculo preliminar estipula el importe, exclusivamente del proyecto técnico, en unos 100.000 euros. La limitación de los recursos económicos, en las arcas municipales, ha obligado también a dividir el diseño de la obra y, en primer término, el Consistorio encargará la redacción de un anteproyecto.

Las previsiones iniciales auguran incluso un plazo hasta de una década en el desarrollo de una actuación cuya primera fase material abordará el sistema de drenaje y la construcción de una red de saneamiento ya que el recinto carece de conducciones subterráneas. Esta carencia, por ejemplo, provoca concentraciones desbordadas de agua puesto que “se embalsa” cuando aparecen las precipitaciones. Por tal motivo, en los próximos días, una empresa local esparcirá “una grava muy fina” en determinados espacios del cementerio.

La remodelación ideada contempla, también, la implantación de infraestructuras de abastecimiento y encauzamiento de aguas; la canalización del fluido eléctrico; la renovación de las edificaciones, tanto en sus elementos de carpintería como en los acabados y los componentes eléctricos; y la reurbanización y modernización de las zonas exteriores.

Durante su turno de palabra, César del Espino, entretanto enfatizaba su máximo interés en este proyecto, admitía que “cualquier actuación ahora se va a quedar totalmente fuera de contexto y lugar”, en relación a “la intervención que debemos hacer”.

El establecimiento de varias fases, en el futuro, ocurre porque “evidentemente no tenemos el dinero” preciso “ni la mitad, ni la cuarta parte”, abundaba Del Espino.

Desde la inauguración de este cementerio, el 5 de noviembre de 1871, únicamente se han realizado puntuales actuaciones destinadas a compactar el suelo con grava o albero.