Los Pedroches
  • La pandemia ha obligado a Rocío García, una emprendedora pozoalbense, a regresar a su tierra natal hasta que la crisis sanitaria le permita volver y retomar su negocio de buceo en la isla de Koh Tao

De la Isla Tortuga en Tailandia a Pozoblanco

Rocío García, en una de las inmersiones. Rocío García, en una de las inmersiones.

Rocío García, en una de las inmersiones. / El Día

Escrito por

· Rosa G. Aperador

Redactora

La pandemia del coronavirus ha supuesto un parón en la vida de millones de personas, y cada una la ha vivido de una manera propia y diferente. Muchos la han sufrido en sus propias familias, y otros han escapado del virus sin tener que lamentar pérdidas personales. Incluso, los hay a quien esta crisis sanitaria le ha servido como un revulsivo para volver a los orígenes, a la familia, a vivir de una manera positiva este traspiés que nos ha dado la vida.

Rocío García es una emprendedora pozoalbense para quien la pandemia ha supuesto un parón en su negocio. Un contratiempo que, sin embargo, le ha servido para regresar a su pueblo natal con su familia y vivir acompañada de los suyos esté parón laboral. Una pequeña etapa que le ha servido también para volver a cambiar sus prioridades en la vida y sacar el lado positivo de esta crisis que nos ha dejado en stand by. Su historia puede ser la de cualquier emprendedor, con la salvedad de que su negocio está en la isla de Koh Tao (Isla Tortuga) en Tailandia, y su familia en Pozoblanco.

Para Rocío será la segunda vez en su vida en la que toma decisiones que suponen romper con su zona de confort y lanzarse a la aventura sin paracaídas. Ya lo hizo en una ocasión, cuando siendo directiva de una agencia de publicidad en Madrid, comenzó a descubrir y enamorarse del buceo. Este nuevo amor por del deporte acuático le llevó por distintos puntos de la geografía española y mundial para su formación. Pero fue durante su experiencia en las islas Maldivas, donde fue a pasar unas vacaciones en las que vivió en un barco para bucear por diferentes rincones, cuando decidió que ese sería su nuevo proyecto vital y laboral.

Tras solicitar una excedencia en el trabajo para conocer el sudeste asiático desde mayo a septiembre, ya no pudo volver a España. Su trayectoria profesional en el marketing le permitió conocer las posibilidades que tenía crear una escuela de buceo en la Isla Tortuga, y allí montó, junto a dos socios más, La Bombona Diving, que ya lleva en funcionamiento ocho años. En ese tiempo, además de formarse profesionalmente, acabó siendo la única propietaria del negocio, con varios empleados a su cargo, y es que la isla es el lugar elegido por los turistas para la práctica del buceo, además de ofrecer distintas experiencias relacionadas con el deporte acuático.

Rocío García en su centro La Bombona Diving en isla de Koh Tao. Rocío García en su centro La Bombona Diving en isla de Koh Tao.

Rocío García en su centro La Bombona Diving en isla de Koh Tao. / El Día

La fortuna quiso que el negocio fuese viento en popa, y que llegase a tener hasta 30 personas al día para practicar el buceo. Y por si fuera poco, además, allí encontró el amor y decidió formar su familia con Brian, de origen escocés, una relación de la que nació su hija hace cuatro años.

La pandemia lo cambia todo. Se cierran las islas de Tailandia, se cierran las fronteras, y se cierran los negocios ante la falta de turistas. En estos largos meses de la crisis sanitaria provocada por el virus SARS-CoV-2, su marido decidió irse a trabajar a Glasgow, mientras ella y su hija permanecieron en la isla.

Pero un acontecimiento familiar en Pozoblanco provocó que Rocío García tuviera que regresar a su tierra y decidió quedarse aquí por nueves meses, esperando que Tailandia volviese a abrir las fronteras al turismo. Algo que, según comenta, está sucediendo de forma escalonada. Por el momento, se espera que para el mes de octubre se vuelva a abrir al turismo, exigiendo una PCR y con una cuarentena de 14 días en un hotel antes de salir a las islas, para tener controlado que el virus no se extienda. Todo a pesar de que no ha sido hasta hace tres meses cuando se han conocido los primeros casos positivos en las islas.

Mientras esta apertura a la vida normalizada sucede, Rocío ha decidido mantenerse en España, ayudando en el negocio familiar y escolarizando a su hija en España para que aprenda bien el idioma y conozca los orígenes familiares. Aunque aún le resta pasar por Escocia una temporada, para disfrutar de su familia política.

A pesar del contratiempo que ha supuesto para la empresa de Rocío en Tailandia, donde hasta ahora está siendo atendida por uno de los empleados, ella disfruta de la estancia en su pueblo natal, con su familia y recordando de dónde partió un día para ser la persona que hoy es, la que ha aprendido a vivir con lo justo, la que es generosa con los migrantes y la que está deseando volver a sumergirse en las aguas tailandesas para vivir de su pasión, el buceo.

Y a pesar del parón vital que ha supuesto la pandemia del covid, ella reconoce que esto le ha permitido reencontrarse con la familia, cargarse de energía, y confirmar que la decisión que tomó hace 8 años sobre su proyecto vital, era la acertada.

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