Teatro popular

Así ha sido el reestreno de 'Fuenteovejuna': una superproducción teatral en la mente de Lope de Vega

Lope de Vega lee los manuscritos de Rades y Andrade que inspiraron su obra 'Fuenteovejuna'.

Lope de Vega lee los manuscritos de Rades y Andrade que inspiraron su obra 'Fuenteovejuna'. / Juan Ayala

Se abre el telón y se ve a don Félix Lope de Vega sentado en la mesa de una humilde posada, en una villa cualquiera de España, a comienzos del siglo XVII. Enfrente, una jarra de vino (con tapa) y dos vasos para seducir a un bululú sediento -monologuista de la época que viajaba de pueblo en pueblo haciendo breves representaciones-, que cantaba las crónicas de Francisco de Rades y Andrade sobre la sublevación de un pueblo, Fuente Obejuna, contra los abusos del Comendador mayor.

Supone el debut como actor del ingenioso dramaturgo en su propia obra, interpretado por José Carlos Cuevas, uno de los dos nuevos directores al cargo de esta nueva adaptación teatral de Fuenteovejuna, que se celebrará hasta el próximo 23 de agosto. La otra mitad del proyecto corresponde a Pedro Hofhuis. Un binomio de malagueños que se enfrenta a "un sueño muy tocho", el de dirigir la "comedia" (Lope) popular más importante de la historia de la literatura española. "Por encima del Motín de Aranjuez o de El Alcalde de Zalamea -las otras dos grandes representaciones que completan el podium-, está Fuenteovejuna, por la fuerza que cobra la unión de un pueblo frente a la tiranía y porque es un pueblo participando junto para dar vida a esta obra", reflexiona Cuevas a El Día. Dicho de otro modo, "el nombre de Fuenteovejuna se ha convertido en una marca en sí misma", afirma Hofhuis, algo que implícitamente traslada un mensaje: Todos a una.

La participación de un agudo y ocurrente Lope de Vega, que ya hace gala de su archirrivalidad con el escritor Miguel de Cervantes -publicada entonces la primera parte del Quijote-, sitúa la primera escena entre el 1605 y el 1612. Luego, durante las dos próximas horas, Lope proyecta su mente en el escenario, la forma en cómo se va imaginando y creando la obra, un viaje a los hechos que narra el manuscrito de Rades y Andrade, datados en 1476. Es la gran apuesta de Cuevas y Hofhuis por hacer una versión "original y novedosa" de una obra tantas veces representada. 

"Pero, don Félix, esos Frondoso y Laurencia no existen", -recrimina el cómico desde la mesa de la posada. "Claro que no, forman parte de la inventiva del poeta", replica el escritor  

Tras esta introducción, rompedora del guion establecido en el resto de representaciones anteriores, los habitantes de Fuente Obejuna hacen suyo el escenario tras más de cuatro años, desde 2018, sin representarse esta bienal de teatro: 300 actores, la mayoría de ellos no profesionales, participan en la función de su propio pueblo. Fernando, repite por tercer año consecutivo en el papel del Comendador, Fernán Gómez de Guzmán; Andrea de la Torre, graduada en Comunicación Audiovisual, interpreta por primera vez a Laurencia; mientras que Antonio José Cabezas, maestro interino de Educación Primaria, protagoniza a Frondoso, después de haber sido Barrildo en 2018. En la obra también participan los cargos públicos, puesto que la actual concejala de Cultura, Carmen Chaves, interpreta a Jacinta, una de las chicas que es violada por los hombres del Comendador.

Frondoso y Laurencia. Frondoso y Laurencia.

Frondoso y Laurencia. / Juan Ayala

Los ensayos se llevan "con paciencia, teniendo presente que no son profesionales y no se dedican exclusivamente al teatro", explica Cuevas. Por eso, es imprescindible "organizarlos muy bien y sabiendo que no siempre vas a tener a todo el mundo para ensayar o que hay que repetir muchas veces las cosas". Sin embargo, el pueblo está tan impregnado en la propia obra que juegan con la ventaja de que "muchos se saben los diálogos de otros personajes, te echan una mano, nos sirven de documentación de lo que se ha hecho años anteriores...", reconocen ambos directores.

La fidelidad a la obra escrita por Lope se mantiene porque "el texto es el que es", asegura Cuevas, sin embargo, la posibilidad de inferir un sello distinto también existe, por ejemplo, "en el punto de vista que se le quiera dar a las escenas o a ciertos personajes".  En esta Fuenteovejuna, resalta la valentía de Frondoso en la escena en que defiende a Laurencia de ser violada por el Comendador. También cobra fuerza el personaje de Mengo, "para que no sea solo el arquetipo del gracioso", que lo es por su elocuencia al expresarse, "sino que se valora por ser otro de los que se enfrentan cara a cara al comendador", explica el director.

"Le han dado otro aire, aunque la imagen del Comendador sigue siendo la representación de la tiranía, del desprecio y de todo lo contrario a los valores de un ser humano", destaca Fernando (el Comendador, Fernán Gómez de Guzmán). 

Comendador mayor en 'Fuenteovejuna'. Comendador mayor en 'Fuenteovejuna'.

Comendador mayor en 'Fuenteovejuna'. / Juan Ayala

Otro aspecto donde se ha desarrollado el trabajo de Cuevas y Hofhuis para su adaptación ha sido el lenguaje. Esta versión utiliza, más que otras, el castellano antiguo, "entonces necesitábamos la traducción del vocabulario para tener una referencia y saber interpretarlo", explica Antonio José Cabezas (Frondoso). Por su parte, Andrea de la Torre (Laurencia), indica que "lo más importante para actuar es saber lo que estás diciendo para darle la entonación y la emoción que requiere".

Cabezas cuenta cómo los directores "nos dijeron que leyéramos el texto y que al lado pusiéramos cómo lo diríamos hoy en día". Ese ejercicio de escritura, "de lo digital a lo analógico", bromea Hofhuis, pretende evitar que la gente recite versos sin saber lo que están diciendo. "Cuando tú si sabes lo que dices, podemos hacer matices naturales y el espectador entiende lo que dice porque siente lo que el personaje esta siendo". 

Una superproducción teatral, más parecido al cine

"Fuenteovejuna, en Fuente Obejuna, por Fuenteovejuna", es lo que dicen sus propios habitantes, cuenta Hofhuis, y lo que la hace diferente de cualquier otra obra popular en España. Surgió la posibilidad de dirigirla y se aceptó el proyecto que presentamos, recuerda. Dentro del planteamiento, jugaba un papel fundamental la figura de Jesús Esperanza, maestro de esgrima

Jesús Esperanza ha participado en tres Juegos Olímpicos, ha sido entrenador de la selección nacional y lleva dedicando sus últimas décadas a la esgrima escénica, enseñando a actores como Viggo Mortensen o Blanca Portillo, en producciones como Alatriste o Águila Roja. Su trabajo ha consistido en diseñar sus propias coreografías, como un Jaime de Astarloa, aprovechando la base que ya tenían de otros años al haber trabajado con Belén Benítez y Federico Wegner, que son profesores de esgrima de la Escuela de Arte Dramático de Córdoba.

"Como nos movemos en torno al año 1476, trabajamos basándonos en armas de esa época, es decir, espadas de mano y media, espada sola y escudo. No es lo mismo el siglo XV, el XVI o el XIX, tienes que adecuar las coreografías en función de la época, de las armas y de la esgrima que había en cada época", cuenta a este periódico. "Para mí, el resultado es creíble. Del 1 al 10, la nota estará en un siete y medio u ocho", califica.

Además del maestro de esgrima, el elenco de producción (orquesta de música, luces, sonido, creativo, etc.) se compone de alrededor de unas 200 personas, cifran los dos directores de la obra. "Esto es más parecido a cine que a teatro, en cuanto a la envergadura", reconocen. 

Para este 2022, la obra cuenta con un presupuesto de 120.000 euros que salen, tanto de instituciones públicas (Diputación de Córdoba y Junta de Andalucía) como privadas. Por su parte, el Ayuntamiento de Fuente Obejuna contribuye con la recaudación de la venta de entradas. El aforo de la grada se ha ampliado este año hasta las 1.220 butacas. Además, según datos de otras ediciones aportados, la localidad se prepara para recibir unas 8.000 visitas aproximadamente, entre quienes viajaban solo para ver a la representación, como también el resto de aldeas.

'Fuenteovejuna', lo volvió a hacer, señor

Después de cuatro años, el pueblo de Fuenteovejuna lo volvió a hacer. Los actores tomaban al Comendador para matarlo y saciar su venganza ante los constantes abusos de poder y su lascivia con las mujeres de la villa. El público en las gradas, a pocos metros del escenario y a seis siglos de diferencia, aplaudía el crimen. Un pueblo que se toma la justicia por su mano. 

"Si se le quiere dar un prisma más contemporáneo se podrían pensar cosas más alegóricas como que la tiranía podría ser representada como una gran empresa", indica José Carlos Cuevas, "aunque obviamente no se puede transmitir un mensaje hoy día de que esto se acaba matando gente, pero el mensaje está en quela unión hace la fuerza".

El Rey Fernando de Aragón volvió a exigir un castigo ejemplar ante tal atrevimiento. El pueblo se volvió a poner de acuerdo en responder lo mismo, hasta el hartazgo. Resistió unido las torturas. Todo pasó exactamente igual que en 1476. "¿Quién mató al comendador?", se preguntó por última vez. "Fuente Obejuna, señor", respondieron juntos. Y se cerró el telón, con el senado de testigo.

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