El Ayuntamiento de Puente Genil ha vuelto a poner en conocimiento de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) un nuevo episodio de vertidos en el río Genil detectado en la tarde-noche del lunes, tras aparecer de forma repentina una gran cantidad de espuma blanca en el cauce del río a su paso por el casco urbano. La situación se prolongó por espacio de aproximadamente media hora y generó tanta alarma como inquietud entre los vecinos y viandantes que en ese momento paseaban por las inmediaciones del puente de Miragenil y los paseos fluviales.

Según ha explicado la concejala de Medio Ambiente, Loli Franco (PSOE), una vez se tuvo conocimiento de la situación el personal técnico de la empresa municipal Egemasa se desplazó a diferentes puntos del río Genil y del río Yeguas, notificando la situación al departamento de vertidos de la Confederación. “Las espumas se formaron por el salto de agua del azud existente en la isla del Obispo y se deben a vertidos contaminantes realizados aguas arriba, si bien hasta que no llegan a un salto de agua no se convierten en espuma, haciéndolos más visibles”, argumento la edil.

La concejala señaló que actualmente el Ayuntamiento desconoce la procedencia de dichos vertidos, “siendo episodios muy raros de observar a su paso por Puente Genil”. “No obstante –dijo– la Confederación está al tanto de todo y estaremos muy pendientes para que no se vuelvan a repetir, ya que si eso ocurriera volveremos a denunciar estos hechos”.

La aparición de este tipo de vertidos en las aguas del río Genil a su paso por el término municipal de Puente Genil no es un fenómeno nuevo. De hecho, el Consistorio pontanés denuncia periódicamente esta circunstancia, que achaca a prácticas realizadas por industrias asentadas en los términos municipales de localidades limítrofes de la provincia de Sevilla, que vierten sus residuos en el cauce del río Yeguas, afluente del Genil.

El último episodio se vivió a finales del pasado mes de enero; el Ayuntamiento remitió entonces una carta a la CHG en la que volvía a denunciar esta situación, “que se repite cada invierno con motivo de la campaña olivarera, provocando que el cauce se oscurezca generando ocasionalmente malos olores”. En la misiva, el Ayuntamiento también señalaba que estos hechos se agravaban por el escaso caudal circulante por el río por la falta de desembalses, “circunstancia que también se le ha requerido al organismo para que libere agua cada vez que se detecten los vertidos”.