Vega del Guadalquivir

La Danza de los Locos y el Baile del Oso de Fuente Carreteros: únicas danzas vivas de los colonos europeos

Un momento de la Danza de los Locos de Fuente Carreteros.

Un momento de la Danza de los Locos de Fuente Carreteros. / Miguel Ángel Salas

La Danza de los Locos y el Baile del Oso son las únicas danzas vivas de los colonos europeos que habitaron un día Andalucía y que se representan cada 28 de diciembre en Fuente Carreteros, municipio que ha conseguido mantener y conservar este patrimonio etnológico.

Las tradiciones de la Danza de los Locos y del Baile del Oso, que se habían perdido en 1963 tras una actuación en un certamen de grupos de danzas en el Teatro María Guerrero, de Madrid, fueron recuperadas por un grupo de jóvenes de la colonia de Fuente Carreteros en 1982, de lo que hoy se cumplen cuarenta y un años, sólo interrumpido el año de la pandemia de la Covid-19.

El único danzante que queda en activo desde que se recuperaron estos bailes en 1982, José Manuel Pedrosa, se ha referido a la importancia de que se sigan manteniendo estos bailes "que se ha convertido en una seña de identidad de nuestro pueblo". Pedrosa, que fue alcalde de Fuente Carreteros hasta el pasado junio, ha reconocido que este año los danzantes del Baile de los Locos tienen una "especial responsabilidad", ya que a principios del pasado verano el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía los declaró como Bien de Interés Cultural (BIC).

El Baile del Oso. El Baile del Oso.

El Baile del Oso. / Miguel Ángel Salas

En su opinión, un BIC "vivo" exige un "mayor esfuerzo y responsabilidad" porque tenemos que seguir incorporando personas jóvenes que sigan manteniendo esta tradición que cada 28 de diciembre convierte a Fuente Carreteros en un "lugar de encuentro familiar" con los carreteños que viven fuera de la localidad. En cuando al Baile del Oso, ha recordado Pedrosa que este ya era BIC anteriormente y es una tradición que se sigue bailando en algunas zonas del Centro de Europa, con los mismos orígenes que el de Fuente Carreteros. La salida del oso tiene como objetivo espantar a los malos espíritus, pedir que haya buenas cosechas y que el "mundo rural siga adelante, aunque cada vez lo tenemos más difícil", se ha lamentado.

Fuente Carreteros, a la que se le llegó a llamar la aldea de los italianos porque se concentraron sobre todo italianos y alemanes, tiene 1.088 habitantes según el padrón municipal de 2023 y es municipio independiente desde el 2 de octubre de 2018, tras tres décadas como entidad local autónoma de Fuente Palmera, otra de las poblaciones creadas por los colonos de Carlos III.

De la misma génesis proceden otros municipios andaluces, como La Carolina, Aldeaquemada, Santa Elena, Carboneros, Guarromán, Arquillos y Montizón, en Jaén; La Carlota y San Sebastián de los Ballesteros, en Córdoba; y La Luisiana y Cañada Rosal, en Sevilla. De estos dos últimos hay datos de que también se han representado alguno de los bailes que se conservan a día de hoy en Fuente Carreteros. Para que perdure la tradición en el municipio cordobés, en 2021 se reanudó la actividad de la Escuela Municipal de la Danza de los Locos, "para que los niños y niñas de la localidad vayan conociendo esta tradición", ha explicado el técnico de Cultura del Ayuntamiento carreteño, Ricardo Pedrajas. Pedrajas, que forma parte del grupo musical que acompaña a los danzantes tocando los platillos, ha puesto de manifiesto la importancia de que "los niños hagan suyo este baile, esta tradición y para así intentar que sea lo más duradero posible en el tiempo".

Una de las novedades de este año es que uno de los niños que el año pasado "hacía la función de loquilla, ha pasado a formar parte del grupo de los seis danzantes principales del baile". Y eso, según Ricardo Pedrajas, es "un orgullo porque tenemos unos danzantes que van desde los 11 a los 50 años y en el apartado musical desde los 65 años hasta los 30 y pocos". En Fuente Carreteros "nos gusta esta intergeneracionalidad, queremos que se mantenga y que haga de este tradición única". Los danzantes van ataviados con un pañuelo en la cabeza, anudado a la izquierda, y otro en el cuello, de color blanco sujetado en dos anillos, camisa blanca, cruzada por dos bandas rojas y adornadas con alhajas, fajín azul, dos faldas de encajes bajo las cuales se ven unos pantalones anudados bajo las rodillas, unos leotardos blancos y zapatillas blancas atadas con cintas alrededor de las piernas.

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