Campiña Sur

El Cristo de Zacatecas vuelve a la parroquia de Santiago de Montilla

  • Ha formado parte de una gran exposición en el Museo del Prado sobre arte iberoamericano

El Cristo de Zacatecas, en la parroquia de Santiago de Montilla.

El Cristo de Zacatecas, en la parroquia de Santiago de Montilla. / El Día

La efigie del Cristo de Zacatecas ya está de nuevo en la parroquia de Santiago de Montilla después de haber participado en el Museo del Prado en la muestra Tornaviaje. Arte Iberoamericano en España. El Cristo de Zacatecas es la imagen de esta tipología más antigua de las que se conservan en la Diócesis de Córdoba y una de las mejor documentadas que existen en España.

Está construida con una mezcla de fibras vegetales de caña de maíz y encolados, y cuenta con una altura de 210 centímetros. En los últimos cinco meses la imagen ha estado expuesta en el Museo del Prado gracias a la cesión del Obispado de Córdoba y la cofradía de la Vera Cruz, de la que es titular.

De la larga historia del Cristo de Zacatecas, de cuya presencia en Montilla se cumplieron 445 años en 2021, se conoce prácticamente todo. Cuando fue donado en 1576, pasó a presidir el altar mayor de la desaparecida ermita de la Vera Cruz, uno de los templos más antiguos de la villa, ubicado donde ahora está el patio del colegio salesiano.

En 1720 se culminó el nuevo retablo mayor de la ermita, presidido por el Santo Cristo de Zacatecas; en 1809, cuando el templo se vio sorprendido por la invasión francesa, la cofradía lo trasladó de urgencia a la parroquia de Santiago para ponerlo a resguardo. En el principal templo montillano ha pasado por distintas ubicaciones, entre ellas el altar mayor pendido de dos cadenas, donde se ubicó hasta 2003, cuando fue trasladado a la capilla lateral donde se venera en la actualidad.

Uno de los episodios más llamativos de su larga historia se produjo en el siglo XIX, cuando la imagen sufrió el robo de su corona y de sus potencias de plata. Por fortuna, la rápida intervención de la Guardia Civil hizo que el ladrón fuera apresado en el camino de Aguilar, cuando emprendía su huida hacia la localidad vecina. Como escarmiento, los agentes de la Benemérita obligaron al delincuente a entrar andando a Montilla desde la calle Fuente Álamo y hasta la prisión, mostrando en sus manos la corona y las potencias que había pretendido robar.

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